El cardenal Bocos: La crisis más grave de la vida consagrada “no es la numérica, sino la de sentido»

El cardenal ha asegurado que "es necesario hacer un chequeo a fondo" de nuestras relaciones y vínculos "con los hombres y mujeres de nuestro tiempo y en nuestras comunidades"

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Sara de la Torre

Publicado el - Actualizado

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Aunque haya quien hable de «ocaso» y «crepúsculo», la vida consagrada “tiene mucho futuro”. Con estas palabras, el cardenal Aquilino Bocos cmf ha querido invitar a los más de 250 participantes presentes, y más de 2.000 en lína, de la 51ª Semana Nacional de Vida Consagrada, a afrontar las diversas crisis: “Las más graves no son las numéricas, sino las de sentido, pertenencia y fecundidad”. Por eso, ha dicho, “es necesario hacer un chequeo a fondo de nuestras relaciones y vínculos con Dios, con la naturaleza, con los hombres y mujeres de nuestro tiempo y en nuestras comunidades cristianas y religiosas. Hemos de acabar con las vidas adosadas o el miedo a los semejantes”.

“Está en juego la credibilidad de nuestra vida fraterna y de nuestro servicio evangelizador. Se nos pide, pues, discernimiento y calidad. Es la mejor forma de apuntalar nuestra identidad, pertenencia y disponibilidad”, ha asegurado el cardenal claretiano. También ha defendido la idea de que una vida consagrada «que vive con hondura y densidad sus relaciones es siempre innovadora y transformadora» y «capaz de ofrecer a la sociedad y al mundo sentido de proximidad y generosidad».

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"Vínculos que entrelazan nuestras vidas y proyectos"

Bocos ha expresado que esta tarea no se realiza “con una relación cualquiera, sino con vínculos que entrelazan nuestras vidas y proyectos, por lo que no puede dejarnos indiferentes cada una de las interpelaciones personales y comunitarias. Somos conscientes de nuestra fragilidad y no ocultamos que también nosotros causamos y padecemos desencantos, conflictos y rupturas. Se nos nota desinterés, apatía e indiferencia. Tenemos que purificar no pocos narcisismos e individualismos. De ahí que el intento de la Semana sea revitalizar las relaciones para fortalecer la anhelada y alegre comunión misionera”.

Hablar “entre nosotros” de relación, de relaciones, “es hablar del meollo de nuestra vida consagrada. Compartimos el deseo de cualificar nuestras relaciones con otros carismas y ministerios y, por supuesto, con los laicos, y nos preocupa que decaiga la pasión por la concordia y la armonía que son lanzaderas de nuestra misión evangélica y evangelizadora”, ha dicho.

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"Tenemos una eclesiología de comunión orgánica"

Vivimos una sociedad multiétnica, multicultural y multirreligiosa, ha contextualizado el prelado. “La web y las redes sociales han multiplicado, en proporciones inesperadas, los modos de comunicarse. Avivan los vínculos personales. Han crecido los anhelos de estrechar vínculos, de intercambiar, de colaborar, de vivir en comunión. A estas alturas, con la ayuda de los Sínodos, tenemos una eclesiología de comunión orgánica, una espiritualidad más comunitaria y una pastoral más compartida. Los Sínodos han sido persistentes en invitar a compartir, en igualdad diferenciada y reciprocidad, la misión y la espiritualidad con otras formas de vida y a superar los protagonismos y los comparativos viviendo en fraternidad universal y siendo apóstoles del Evangelio del Reino”.

Por todo ello, ha dicho, “nuestra vida consagrada es Confesión de la Trinidad, Signo de fraternidad y Servicio de caridad. Tres dimensiones exponentes de nuestras más profundas y fecundas relaciones, entrelazadas entre sí, y que expresan nuestra mejor contribución a la Iglesia que se afana por hacer operativa su sinodalidad”.

"Está en juego “la credibilidad de nuestra vida fraterna y de nuestro servicio evangelizador"

El cardenal ha concluido asegurando que está en juego “la credibilidad de nuestra vida fraterna y de nuestro servicio evangelizador. Se nos pide, pues, discernimiento y calidad. Es la mejor forma de apuntalar nuestra identidad, pertenencia y disponibilidad”. Una vida consagrada que vive con hondura y densidad sus relaciones “es siempre innovadora y transformadora porque la moviliza la caridad. Es capaz de ofrecer a la sociedad y al mundo sentido, proximidad y generosidad”.