El cardenal Omella advierte: "La crispación solo lleva a más crispación"

"Falta de diálogo, violencia, discusiones... La crispación en que vivimos solo nos lleva a más crispación. Parece que hemos olvidado que somos hermanos". Con estas palabras, el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la CEE, recuerda que la virtud propia de este tiempo litúrgico es la esperanza. "La esperanza cristiana sobrepasa las esperanzas humanas de aquí y ahora, puesto que tiene como meta la vida eterna con Dios, pero también es un impulso que puede mejorar el mundo presente".

Por eso, advierte que pareciera "que hemos olvidado que somos hermanos". Por eso, ahora que se acerca la Navidad, "celebremos la venida del Príncipe de la Paz, aquel que puede cambiar nuestros corazones".

Adviento y esperanza

El Adviento es un camino —aseguró en su última carta dominical—, que nos prepara para acoger a Cristo en la celebración de la Navidad. Por eso, "la esperanza cristiana se fundamenta en la certeza de que Cristo ha vencido el pecado y la muerte, y que nosotros, unidos a Él, también los venceremos". Esta esperanza, "se hace vida gracias al don del Espíritu Santo que recibe la Iglesia. El Espíritu Santo es como el viento que sopla y nos mueve. El Papa dice que somos como una nave empujada por este viento y que la esperanza es como la vela, nos ayuda a salir adelante, recoge el viento y empuja la nave".

Por eso, el cardenal pide que la esperanza cristiana en todo este tiempo de gracia que vivimos durante estos días de Adviento, sirva para ofrecer al mundo "la esperanza, un anhelo en medio de las adversidades de este tiempo convulso que vivimos. Unos momentos especialmente complicados para algunos de nuestros hermanos y hermanas nuestros. Sintamos y contemplemos la luz que nos reconforta. Y dejemos que resuenen en nuestro corazón las palabras de san Pablo: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? Nada ni nadie podrá apartarnos de Él".