El Cardenal Omella en la Misa por las víctimas de la pandemia: “Es tiempo de luchar juntos por el bien común”
La Eucaristía, presidida por el Cardenal Omella, se ha podido seguir en directo en TRECE y COPE.es
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TRECE y COPE.es han estado al lado de las víctimas del coronavirus y han emitido en directo la Misa que ha sido presidida por el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la CEE, desde la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona.
Esta celebración ha tenido lugar con ocasión de la Jornada por las víctimas de la pandemia que hoy ha celebrado la Iglesia española. Una jornada convocada por la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española y que se ha celebrado en todas las diócesis de España.
La cita ha coincidido con la fiesta de san Joaquín y santa Ana, que celebra la memoria de los abuelos de Jesús, patronos de todos los ancianos. Entre los asistentes a la Eucaristía, estaban representantes del ámbito sanitario y socio-asistencial, así como de cuerpos de seguridad y de otros estamentos.
La homilía del cardenal Omella
Durante la homilía el cardenal Juan José Omella ha querido subrayar como “comparte con todos los familiares de las victimas de la pandemia su dolor” y ha saludado de manera especial “a los representantes del personal sanitario, representantes de los sectores de la alimentación, cementerios y tanatorios, periodistas, asociaciones caritativas”.
El presidente de la CEE ha afirmado que “a pesar de todas las dificultades de la pandemia y que hemos tenido estos días para celebrar la Eucaristía, con gozo la celebramos hoy. En el libro del profeta Jeremía podemos leer que escuchamos un grito, es Raquel que llora por sus hijos que ya no están y no quieren que la consuele. ¿No puede ser la misma lamentación que todavía oímos ahora ante la muerta de tantas personas causado por el Covid-19? Y detrás de este llanto, unas cuantas preguntas”.
Omella se ha preguntado: “¿Por qué este dolor? ¿No podíamos haber evitado los efectos de la pandemia?” y ha subrayado como “la Iglesia asume como propio el dolor, los sufrimientos de los familiares. Hoy los recordamos a todos, creyentes o no, nacidos aquí o venidos de otros lugares. Nos sentimos hermanos de todos. Nos acompañan también miembros de otras religiones, hagamos la oración por todos. Unidos y hermanados alrededor del altar del Señor”.
Además, en el día de Santa Ana y San Joaquín ha querido recordar a abuelos y abuelas que han muerto en las residencias y ha querido añadir: “Queridos hermanos mayores no queremos olvidarnos de vosotros. Felicidades a todos vosotros, seguid compartiendo con nosotros vuestra sabiduría y experiencia vital, especialmente en este momento de crisis social. Habéis pasado por muchos momentos difíciles y podéis ser nuestros consejeros”.
Omella ha querido compartir con todos dos certezas después de estos meses de pandemia: “Dios nunca abandona a sus hijos, esta es la primera certeza que llena de esperanza. La solidaridad de tantas personas que ayudan durante la pandemia es el signo de la cercanía de Dios. Os damos gracias, sanitarios, farmacéuticos, empresarios, instituciones civiles y religiosos, organizaciones sociales y caritativas, que con vuestra generosa entrega habéis hecho lo posible por paliar el dolor de tanta gente”. Y ha querido añadir que “la Iglesia sois vosotros, somos todos los bautizados. Allí estabais todos vosotros durante estos meses tan difíciles, los que trabajaban de una manera u otro para acompañar a los que estaban enfermos. Vosotros hacíais esa presencia de Iglesia. Allí está la Iglesia.”
La segunda certeza del arzobispo de Barcelona es que “la muerte es el paso desconocido para pasar a la vida plena en Dios y el transito para el reencuentro con nuestros hermanos que nos han precedido. La muerte no reina en la tierra porque “el justo es inmortal” dice la Biblia en el Libro de la Sabiduría. Dice Jesús “yo soy la Resurrección y la vida, el quien cree en mi no morirá para siempre.”
“En esta basílica de la Sagrada Familia - dice Omella - estamos ofreciendo nuestra oración de gracias por todos los difuntos de la pandemia. No son momentos de perder tiempo en discusiones inútiles, son tiempos de tender las manos para acompañar y caminar juntos. Para hacer frente todos juntos a la crisis social y económica que nos avecina. Yo pido a quienes tienen poder que aúnen fuerzas, no es tiempo de enfrentamientos. Es tiempo de luchar juntos por el bien común. Son tiempos de perdón aprendiendo de los errores”.
Y ha concluido su homilía con un mensaje de esperanza: “Ojalá que esta Eucaristía nos ayude a reactivar nuestra fe en la vida eterna. Que la Virgen de la Merced, patrona de Barcelona, interceda por nosotros”.