El cardenal Osoro reivindica la lección de solidaridad de la ciudadanía sin “sectarismos” durante la pandemia

El Arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, ha oficiado la misa en la Almudena en homenaje a las víctimas del COVID-19

Video thumbnail
00:00

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

El Arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, ha pronunciado la homilía durante la Santa Misa en homenaje a las víctimas del COVID-19 que ha tenido lugar en la Catedral de la Almudena convocada por la Comisión Ejecutiva de la CEE para este lunes 6 de julio, coincidiendo con la reunión de la Comisión Permanente.

El también vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, ha remarcado el panorama oscuro e inundado de tristeza que los ciudadanos nos hemos encontrado de manera repentina como consecuencia de la crisis sanitaria que tantas vidas ha costado.

“Por culpa del coronavirus hemos perdido a miles de personas con nombres y apellidos, entre ellas a muchísimos mayores con experiencia y sabiduría, y no hemos podido estar junto a nuestros seres queridos. En los distintos encuentros que he tenido con quienes padecían en sus carnes esta pandemia y con sus familias, en sus gestos y miradas, he visto que se encontraban asustados y perdidos”.

Pese a la desgracia que nos une a todos, el cardenal Osoro ha subrayado que la pandemia nos ha vuelto a hacer sentir que no estamos solo, y que la compañía de Dios es un hecho: “Esta pandemia nos ha sorprendido a todos y ha roto nuestros esquemas. Nos ha pasado como a Marta y a María con la muerte de su hermano, Lázaro. Lo primero y más humano es llorar como ellas y sentirnos solidarios con las lágrimas de miles de personas que ha perdido a sus seres queridos y que aún viven las consecuencias de un duelo tan complejo… Como narra el Evangelio, Jesús se encamina a visitar a esta familia con la que tantas veces había estado en su casa y nos visita a nosotros. Marta salió a buscarlo al camino y, cuando encontró al Señor, expresó lo que llevaba en su corazón: Si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá”.

El Arzobispo de Madrid ha establecido una similitud entre lo vivido por Marta y María con lo que les ocurrió a los primeros discípulos, cuando fueron sorprendidos por aquella tormenta y parecía que se iba a hundir la barca en la que estaban con Jesús.

“¡Cómo nos sorprende y duele cuando un padre, una madre, un hermano o una hermana, o un amigo mueren! Una tormenta inesperada y furiosa llegó a nosotros con esta pandemia. Nos hemos sentido frágiles y desorientados en este tiempo. Pero Jesús se dirige a nosotros, como lo hizo con Marta o con los discípulos en la barca, para decirnos: Tu hermano resucitará y ¿por qué tenéis miedo?, ¿aún no tenéis fe? Qué cambio experimentó en su existencia Marta cuando el Señor le dijo con fuerza y claridad: Tu hermano resucitará, como nos dice hoy a nosotros. Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre”.

El cardenal Osoro ha manifestado que en este tiempo de dificultad, la humanidad necesita recordar dos palabras esenciales: la de hijos y hermanos: “Somos todos hijos de Dios y, por eso, hermanos entre nosotros. Olvidar estos sustantivos y vivir de adjetivos, como tantas veces hacemos, es un suicidio. Frente al sectarismo, a la crispación y al enfrentamiento, en esta pandemia hemos visto cómo muchas personas, creyentes y no creyentes, sacaban lo mejor de sí mismas y daban una sencilla lección de solidaridad hasta dar la vida por cuidar la ajena, conscientes precisamente de que somos hermanos. El personal sanitario y farmacéutico, los transportistas, los empleados de supermercado, las personas de limpieza, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, los docentes, los periodistas, los voluntarios de Cáritas y otras muchas organizaciones sociales, los sacerdotes, los religiosos y religiosas, los padres y madres, los abuelos y abuelas… no han vivido para sí mismos en estos meses, sino para los demás. Y ahora, cuando afrontamos una crisis económica y social sin precedentes, hay que seguir cimentando nuestra sociedad así para que nadie se quede atrás”.

Durante la homilía, Mons. Carlos Osoro recuerda que Cristo nos pide defender el derecho a la esperanza de sentirnos en sus manos: “El Señor conduce todo hacia el bien porque incluso hace salir de la tumba la vida. Aprendamos a dar esperanza practicando las bienaventuranzas. El Señor nos pide también que demos ánimo. Es una palabra que en el Evangelio está siempre en labios de Jesús. Por último nos pide que no guardemos este tesoro que es Jesucristo para nosotros. El Señor nos precede siempre, camina delante de nosotros, visita nuestra vida y nuestra muerte y nos dice “Id y anunciad el Evangelio a todos los hombres, id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea, que era el lugar más lejano de Jerusalén y donde más desconocedores de Dios había”.