El concepto de hoy sobre la sexualidad que agudiza la crisis demográfica: “Se desvincula del amor”

El secretario general de la CEE, Luis Argüello, lamenta que la cultura dominante vincule la sexualidad "con el placer y a la capacidad de lucha del hombre"

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José Melero Campos

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El secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, considera que la revolución cultural que deben impulsar los cristianos para favorecer la vida por encima de los individualismos, es recuperar la comprensión de la sexualidad, que a su juicio “se ha ido desvinculando del matrimonio, del amor, de la procreación y se hace un elogio de la sexualidad vinculado al placer, al gozo del encuentro que es valioso, pero no ayuda a comprender todo el significado de la sexualidad”, ha remarcado en declaraciones a ECCLESIA.

Para el también arzobispo de Valladolid, la sexualidad se presenta en la sociedad actual como un elemento “desnortado, sin un horizonte que le dé sentido”, argumenta. Para el portavoz del episcopado español, la sexualidad es entendida como la capacidad de lucha del ser humano, lo que a veces lleva a la violencia.

“Se vincula la sexualidad a otra gran pasión que existe en el corazón humano, que es la pasión de la capacidad de lucha, enfrentarnos a las dificultades, de derribar obstáculos. Cuando esa capacidad de lucha pierde horizonte, se pueden unir la sexualidad y la capacidad de lucha como violencia. Mucho de los comportamientos violentos que nos escandalizan en el campo de las relaciones y encuentros sexuales tienen una fuente de explicación en esta desvinculación”, considera Luis Argüello.

Por ello, el secretario general de la CEE ha puesto en valor la propuesta de la Iglesia, en la que aboga por “redescubrir el significado de la sexualidad humana, de la diferencia sexual, del significado esponsal del propio cuerpo, que redescubra que la persona no es solo individuo aislado, sino una persona que se realiza en los vínculos, que nace del amor, que crece en un ambiente de amor y tiene un horizonte de plenitud en un abrazo de amor”, ha comentado el purpurado en su reflexión a ECCLESIA.

En este sentido, ha insistido en que “libertad y amor se precisan y se potencian el uno al otro, son aspectos que la cultura dominante lee casi de manera antitética, por eso hablar de una revolución en las formas de vida. Una revolución que brota del Evangelio y volver nuestro corazón al Señor del Evangelio”, ha reclamado.