Conoce los proyectos impulsados por la diócesis de Huesca para ayudar a los países del Tercer Mundo

La diócesis de Huesca dedica el 1% de su presupuesto a la solidaridad con países del Tercer Mundo. Esta diócesis puso en marcha en 2005 el proyecto de solidaridad “Mateo 25” para encauzar los fondos que dedica cada año a apoyar diferentes proyectos de desarrollo en el Tercer Mundo. Cada año se reciben diversas propuestas a través de diversas realidades diocesanas, que son examinadas por el Consejo Diocesano de Pastoral, que procede a asignar los fondos disponibles (el 1% del presupuesto) como un gesto de comunión y solidaridad con las iglesias más pobres y necesitadas

En 2020 ha dedicado un total de 8.000 euros. 3000 han sido asignados a un proyecto de la ONG Monegros con Nicaragua. Es el sexto año consecutivo en que la diócesis colabora para sostener la alimentación de 96 ancianos que son atendidos en el centro de día que tiene la ONG en Ocatal (Nicaragua).

También ha recibido una ayuda de 1.000 euros un proyecto en el que la parroquia del Perpetuo Socorro de Huesca colabora con las Misioneras del Pilar en el mantenimiento del colegio que tienen en Lamas (Perú), un centro al que acuden 100 niños de 2 a 6 años. Se trata de potenciar y complementar la alimentación ofrecida por el Gobierno para que sea saludable y venza la anemia infantil. Las Misioneras del Pilar reciben otros 2.000 euros para becas de estudio de alumnos “Complejo Educativo Monseñor Óscar Arnulfo Romero” establecido en un municipio de alta pobreza, analfabetismo y exclusión.

Otros 1.000 euros han ido destinados a Manos Unidas Huesca, que da cobertura a un programa de salud materno-infantil en 25 pueblos del norte de la India. Este proyecto es impulsado por un sacerdote diocesano de la zona que pretende mejorar las condiciones de vida de la población tribal en Rajastán, al promover buenas prácticas de sanidad y nutrición materno-infantil.

Por último, la misionera salesiana Teresa López ha recibido 1.000 euros para la campaña “Luces por Etiopía” para evitar que 400 niños y jóvenes de familias vulnerables de la periferia de Addis Abeba acaben viviendo en la calle. De esta manera los fieles de la diócesis aragonesa se abren al horizonte universal de la Iglesia mediante un gesto de comunión cuya incidencia concreta se puede seguir a través de los frutos de estos proyectos.