La diócesis de Getafe celebrará el 2 de marzo una misa de acción de gracias por la beatificación de 'La Santa Juana'

La Eucaristía, que estará presidida por el Nuncio de España, Bernardito Auza, tendrá lugar en el Monasterio de Santa María de la Cruz, en el municipio madrileño de Cubas de la Sagra

Santa Juana

Redacción Religión

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El Monasterio de Santa María de la Cruz, en el municipio madrileño de Cubas de la Sagra, acogerá el próximo domingo 2 de marzo la celebración de una misa de acción de gracias por la beatificación de Sor Juana de la Cruz, conocida como 'la Santa Juana' venerada en esta localidad.

La Eucaristía de acción de gracias será retransmitida por TRECE y estará presidida por el Nuncio de España, Bernardito Auza, y concelebrarán el arzobispo de Toledo; Francisco Cerro y el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, acompañados de sus auxiliares, al ser ambas diócesis impulsoras de la causa de canonización.

El pasado 25 de noviembre, el Papa Francisco aprobó el decreto de ‘confirmación de culto inmemorial’, declarando beata a esta Sierva de Dios. La celebración comenzará con una procesión de entrada en la que se portará el decreto de beatificación de la Santa Sede y una reliquia de la beata.

Al inicio de la misa se leerá una síntesis del decreto y se utilizarán los textos litúrgicos que la Santa Sede va a aprobar para la celebración de la fiesta de ‘la Santa Juana’.

El obispo de Getafe ha manifestado que Sor Juana de la Cruz “encarna desde hace ya algunos siglos el papel fundamental de la mujer en la vida eclesial. Es un ejemplo de entrega y un modelo para la vida pastoral de la Iglesia. Destaca por su sabiduría, predicación, el don de consejo y el de discernimiento”.

¿Quién fue la ‘Santa Juana’?

Nacida en Azaña (actual Numancia de la Sagra, Toledo) en 1481, fue abadesa del monasterio de la comunidad en esta localidad y tomó los hábitos bajo el nombre de sor Juana de la Cruz, haciendo profesión de religiosa el 3 de mayo de 1497 y falleciendo con fama de santidad el mismo día de 1534.

Las virtudes de Santa Juana empiezan a brillar desde su juventud, cuando a los quince años, sola, a pie y vestida de hombre, manifestó su decisión de consagrarse a Dios huyendo del matrimonio concertado. Ingresó en el Beaterío, que llegó a ser, gracias a su labor, un verdadero Monasterio, del que fue nombrada Madre abadesa con tan solo 28 años.

Brillaba en ella la sabiduría, el don de consejo, el poder de hacer milagros, el don de profecía y el discernimiento de espíritus y su fama se extendió tanto que era habitual que miles de personas se acercaran hasta el monasterio con el fin de conocerla y recibir sus consejos.

Su popularidad alcanzó también a la alta nobleza. Acudían a escuchar sus predicaciones el emperador Carlos V, el Gran Capitán –Gonzalo Fernández de Córdoba–  y el cardenal Cisneros, que en 1510 la nombró párroco de Cubas.

La Madre Juana de la Cruz vivió profundamente las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), las virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza) y los consejos evangélicos (castidad, pobreza y obediencia), destacando especialmente en ella la prudencia, la mansedumbre o espíritu de dulzura, la compasión y la alegría en el servicio a sus hermanas y a la Iglesia de Dios.

Dos ejemplos de ello fueron cómo en 1507 experimentó el "desposorio místico", es decir, sentía que la Virgen María era la Madrina que entrega a su Hijo el anillo para su esposa y un año más tarde empezó a mostrar estigmas.

Su fama de santidad queda acreditada, entre otras cosas, por el hecho de que el monasterio donde está enterrada, en Cubas de la Sagra, es desde hace tiempo conocido como el de Santa María de la Cruz o Convento de Santa Juana.

Cada año, el primer sábado de Pascua, se realiza una peregrinación desde la Ermita de Numancia de la Sagra hasta el Monasterio de Santa María de la Cruz, de Cubas, que recorre el camino que hizo la joven Juana huyendo de un matrimonio concertado y hasta su destino como religiosa en este convento, abrazando su vocación como Sor Juana de la Cruz.