Ernesto Brotóns se compromete a “ser pastor del pueblo y no clérigo de Estado” como obispo de Plasencia
Brotóns toma de posesión como obispo de la sede extremeña, en una Eucaristía que se ha celebrado en la plaza de San Nicolás junto a la catedral
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“Ser pastor del pueblo y no clérigo de Estado”. Con esta declaración de intenciones inicia Ernesto Brotóns su ministerio pastoral como obispo de Plasencia, después de recibir la ordenación episcopal que ha tenido lugar en la plaza de San Nicolás, junto a la catedral extremeña.
Cientos de personas y las autoridades autonómicas y locales no han querido perderse la llegada del nuevo obispo de Plasencia tras casi un año como sede vacante tras la marcha de José Luis Retana a la sede de Salamanca, y siendo Ciriaco Benavente su administrador apostólico.
Ernesto Brotóns se ha dirigido por primera vez al pueblo placentino, tanto los que se congregaban en la plaza como por las redes sociales y a los medios, con especial recuerdo a sus padres, a quienes los achaques propios de la edad avanzada les ha impedido estar presentes en la toma de posesión de su hijo.
En este punto, Brotóns ha resaltado que han pasado 29 años desde que fuera ordenado sacerdote en una mañana soleada al igual que este sábado, 15 de octubre: “He recibido el don y la tarea del episcopado y la responsabilidad de presidir en la caridad esta Iglesia de Plasencia. Lo he acogido, a pesar de ser maño, no sin cierto temor y temblor, pero sobre tdoo con una inmensa confianza en Dios y en vosotros”, ha confesado.
En este punto, ha agradecido al Papa Francisco su confianza en Brotóns para pastorear a esta diócesis que ha calificado como “una Iglesia en salida que comparte los gozos y fatigas de nuestra gente para ser hospital de campaña y casa paterna en la que todos, sin exclusión, tienen sitio con su vida a cuestas” ha señalado.
El nuevo obispo de Plasencia ha ofrecido a las autoridades autonómicas y locales su colaboración con el fin de servir al bien común y “en defensa de los derechos y diginidad de la vida humana empezando por los más desfavorecidos y de todos los pueblos sabiendo la dureza del mundo rural”, ha comentado.
Ha reconocido Brotóns que vivimos tiempos “recios necesitados de esperanza”, por lo que asegura que todo trabajo que se realice “en aras de una sociedad más justa es poco”. En este sentido, ha reivindicado el Evangelio como la “palabra buena y provocativa para nuestro tiempo”, máxime en una diócesis como Plasencia, tierra de evangelizadores y capaz “de tender puentes”.
"Reavivemos la pasión misionera en clave sinodal como nos pide la Iglesia"
La Santa Misa ha estado presidida por Juan José Omella, cardenal-arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, quien ha recordado al recién ordenado obispo que el Santo Padre “te encaga pastorear esta porción del pueblo de Dios, en una misión que se desarrolla en medio de una sociedad que no es esencialmente cristiana”, aunque ha puntualizado que “no debemos añorar, sino trabajar para el futuro”.
Junto al cardenal Omella, le han acompañado e arzobispo metropolitano de Mérida-Badajoz, Celso Morga; Vicente Jiménez, arzobispo emérito de Zaragoza; así como de una veintena de obispos venidos de todos los puntos de la geografía española.
Al comienzo de la celebración ha tomado la palabra el que ha sido hasta ahora administrador apostólico de Plasencia, Ciriaco Benavente, quien ha ha recordado que hae nueve meses despedían con tristeza al hasta entonces su obispo, José Luis Retana (hoy titular de la diócesis de Salamanca) pero que reciben a Brotóns en la festividad de Santa Teresa.
“La diócesis de Plasencia, cuya gente generosa y abierta como tierra de tránsito, le recibe con el alma y corazón abietos. Somos una Iglesia menos perfecta de lo que quisiéramos, pero soñamos con horizontes nuevos de esperanza”, ha apuntado Benavente.
Asimismo, ha puesto en valor el “bagaje intelectual y rica experiencia pastoral en el ámbito rural y urbano” de Brotóns, y que espera que sirva para “ayudar al Pueblo de Dios de Plasencia a vivir con más intensidad nuestra amistad con el Señor”.
Unos lazos que, ha lamentado, se han visto en muchos casos rotos por la pandemia, que ha obligado a un mayor aislamiento, y propiciar “la pasividad, una resistencia a recuperar la dimensión comunitaria”. Por ello, ha pedido al obispo entrante reavivar “la pasión misionera en clave sinodal como nos pide la Iglesia, refrescar nuestra ilusión siempre amenazada por el contexto cultural, el cansancio y el desaliento”.