Espacio de acogida y de formación cristiana: los deberes que ha puesto en Sevilla el cardenal Farrell a las hermandades
El Prefecto del Dicasterio para Laicos, la Familia y la Vida ha abierto la segunda sesión del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, donde apela al espíritu misionero de las cofradías
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Lugares de acogida y de formación cristiana. Son los deberes que ha puesto el Prefecto del Dicasterio para Laicos, la Familia y la Vida, el cardenal Kevin Farrell, a las hermandades y cofradías en su ponencia con la que se ha inaugurado la segunda sesión del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular que se celebra en Sevilla.
En su intervención, el ponente ha puntualizado que las hermandades están llamadas a ser “el lugar vital, hecho de espacios concretos y sobre todo de relaciones donde uno puede sentirse en casa, acogido y aceptado. Debe ser un lugar donde uno se sienta en familia, y redescubrir el reencuentro con su pasado” ha aseverado el cardenal irlandés.
Y es que en un contexto de individualismo social, el responsable vaticano de Laicos, Familia y Vida advierte de que esta tendencia podría verse infectada entre las asociaciones como las cofradías, por lo que advierte de que “es responsabilidad de todos, dentro de una hermandad, perseverar en una firme fraternidad”.
Además de ser un lugar de acogida y fraternidad, Kevin Farrell considera que las hermandades han de convertirse en espacios “de intercambio de opiniones, de formación, de superación de fronteras para aprender a pensar de un modo nuevo”, y siempre animadas “por un espíritu misionero abierto a todos”.
Las hermandades como espacios de formación cristiana
A su vez, apunta el irlandés que en mundo donde la formación cristiana y religiosa en general brilla por su ausencia tanto en las parroquias, escuelas o en la propia familia, las hermandades pueden “convertirse en lugares de formación cristiana para sus miembros”.
El cardenal Farrell también ha aprovechado su ponencia en el II Congreso de Hermandades y Piedad Popular para destacar la obligación de las hermandades de perseverar en el perdón: “No es aceptable que en una hermandad se guarden rencores, se hable mal de los demás, se rompan relaciones y no se vuelvan a dirigir la palabra, se alimenten guerras… Todo esto no es cristiano, es abiertamente contrario a lo que Jesús nos enseñó y requiere una conversión sincera”, ha alertado.
Farrell recuerda que las hermandades están sujetas a "la Iglesia institucional"
En este sentido, el cardenal irlandés ha recordado que las hermandades, integrada en su mayoría por laicos, están sujetas a la Iglesia institucional, por lo que conviene no malinterpretar esta realidad.
“Se ha producido un acertado impulso para valorar el papel de los laicos, su carisma bautismal y secular, su papel como fermento en el mundo, pero también lo que pueden aportar en el apostolado y en el gobierno de la estructura eclesiástica. Todo esto es positivo, pero el malentendido es interpretar esta promoción de los laicos en el sentido de su total independencia de la Iglesia institucional, de los pastores. Lo correcto es que los laicos enriquezcan a la Iglesia con sus dones, que no se formen entidades separadas. Y esto también se aplica a las hermandades”, ha señalado.