España cuenta con 1.028 seminaristas dispuestos a ser sacerdotes
«Sacerdotes al servicio de una Iglesia en camino» es el lema que centrará este año el Día del Seminario, que se celebra el 19 de marzo, solemnidad de san José

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1.028 seminaristas mayores. Este es el dato que, con motivo de la celebración del Día del Seminario, ha hecho público la Subcomisión Episcopal para los Seminarios. La cifra, que corresponde al curso 2021/2022 se complementa con los nuevos 125 seminaristas ordenados presbíteros en el curso, así como los 218 nuevos ingresos a los seminarios.

Además, también se ofrecen los datos de seminaristas menores en el este mismo curso: 811; el número de ingresos: 165; y los que han pasado al seminario mayor: 19.
"Ponernos en camino juntos"
«Sacerdotes al servicio de una Iglesia en camino» es el lema que centrará este año el Día del Seminario. La Iglesia celebra esta jornada el 19 de marzo, solemnidad de San José. En las comunidades autónomas en las que no es festivo, se celebra el domingo más cercano. En este caso, el 20 de marzo.
Este lema se inspira en el proceso sinodal en el que está inmersa la Iglesia. Así se explica en la reflexión teológica que se incluye entre los materiales que también ha publicado la Subcomisón, donde se matiza que «el Sínodo universal en el que nos encontramos nos hace a todos ponernos en camino juntos».
Junto al Sínodo, dos palabras: sacerdotes y servicio. Sacerdotes, en plural, «recordándonos el sentido del seminario y llamándonos a acrecentar nuestra fraternidad. Los sacerdotes no hemos sido llamados para estar solos. El seminario nos enseña la importancia de la comunidad y la necesidad de vivir una sana fraternidad».
La vocación sacerdotal como servicio
Además se presenta la vocación sacerdotal como servicio. En el seminario, «los seminaristas aprenden a vivir el servicio y a servir a los hermanos, como parte integrante y fundamental de la vocación. Los intereses egoístas y el provecho propio han de desterrarse y deben dejar lugar al desarrollo de una vocación recibida para ser entregada. Solo desde la entrega la vocación recibe todo su sentido».
Y resume, «si decíamos que el ejemplo de la fraternidad sacerdotal constituye un impulso para los jóvenes que se plantean la vocación sacerdotal, también podemos afirmar que el testimonio de una vida entregada en el servicio infunde ánimos en el corazón de los jóvenes, deseosos de entregarse por completo a una tarea apasionante».