''No hacer programas para inmigrantes, sino que hagan los programas de todos'', así trabaja Braval
La ONG Braval cumple 25 años ayudando a integrar a niños y jóvenes inmigrantes de El Raval de Barcelona a través del deporte y los estudios
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Acoger, compartir y formar a todos es la misión de la Iglesia. Es la Iglesia la que pone la mirada en las crisis y problemas de los que sólo tenemos visiones negativas, como es la inmigración.
Un ejemplo es Braval, una organización social que trabaja por la integración de los jóvenes migrantes desde 1998. Trabaja en el barrio del Raval de Barcelona para ayudar a jóvenes a través del deporte y del estudio.
Josep Masabeu es el presidente de esta asociación. Asegura que, en sus 25 años de historia ''han pasado 1.600 chavales de 8 a 18 años, de los cuales casi 600 están trabajando con contrato, con papeles y con todo''. Añade además que 27 han hecho carrera universitaria, y actualmente hay 10 en la universidad.
''Trabajamos exclusivamente con voluntariado''. Durante un curso tienen 250 chavales y 150 voluntarios ''que dedican 15.000 horas a los demás''. Una gran cantidad de tiempo, pero absolutamente necesaria ''porque lo que estás transmitiendo en el fondo es la generosidad, que es un intangible''.
Trabajan la integración, el mezclar a los chavales extranjeros con los autóctonos. ''Nuestra idea es no hacer programas para inmigrantes, sino hacer que los inmigrantes hagan los programas de todo el mundo''. Quieren que hagan las cosas de todo el mundo. Están mezclados, por ejemplo en los seis equipos de fútbol y los seis de baloncesto, están mezclados ''porque si no, estás manteniendo el gueto: un equipo de marroquís, un equipo de ecuatorianos, de filipinos, de españoles. No. Lo que les une es el deporte''.
''Nunca hemos tenido ningún problema con nadie''
Un barrio en el que ''el 50% de los chavales son inmigrantes'', por eso Braval tiene muchos inmigrantes en sus programas.
Cuenta hasta nueve religioens: católicos, ortodooxos, protestantes, judíos, musulmanes, ateos. En Braval respetan todas las creencias, ''pero no escondemos nuestra identidad cristiana''. Un día a la semana va un sacerdote, con el que habla quien quiere. ''Nunca hemos tenido ningún problema con nadie''. Asegura que, ente los chicos, surgen muchas preguntas sobre la religión: qué fiestas celebra cada uno, qué puede comer cadauno y qué no, etc. También se invitan entre ellos a las fiestas que celebran.
Por todo ello, Raval es un ejemplo de cómo la mente se puede abrir.