La Iglesia pide un compromiso real contra la Trata: “Se necesita una Ley integral que implique a todos"
La Fundación Pablo VI ha reflexionado sobre el drama de la Trata de personas, "un drama invisibilizado que cada vez afecta a más estratos de la sociedad"
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La Fundación Pablo VI ha reflexionado sobre el drama de la trata de personas, “que sufren de forma invisible miles de personas y de la que solo se identifica a una de cada veinte víctimas”. De esta forma, en un coloquio moderado por Mª Francisca Sánchez Vara, directora del Departamento de Trata de la Conferencia Episcopal Española, los participantes han pedido “una Ley integral en la que se llegue a un acuerdo con todos los ministerios implicados. Se necesita una acción conjunta del Gobierno y no de un solo ministerio, para que se elabore e implemente”.
Un derecho sin corazón, no es un derecho
La movilidad humana es un hecho estructural; el ser humano es nómada. “Ahora, es verdad que en este siglo XXI, una de las características, junto con la globalización que nos caracteriza, son los grandes desplazamientos por distintas razones... en unos casos, por aspirar a mejores condiciones de vida y, en otros, terriblemente, por huir de la violencia de la guerra, de la persecución, política, religiosa o ser objeto de situaciones lamentables, como pueda ser el caso de la Trata de personas”, ha explicado José Luis Segovia, vicario de Pastoral Social e Innovación del arzobispado de Madrid.
Segovia ha profundizado en la legislación vigente que “está dirigida intrínsecamente a la expulsión de la persona”. “Es un derecho sin corazón. Y un derecho sin corazón, no es un derecho”, ha lamentado, en tanto que considera que “favorece otro tipo de intereses”. “Cuando el derecho clasifica, cosifica. Y el derecho de extranjería es profundamente cosificador”, reiteró. Desde ahí, planteó que “toda regulación la regulación no está hecha para asfixiar y para acogotar, sino para universalizar derechos”.
Ante esto, se precisa un "contundente respaldo a las víctimas por parte de las legislaciones, y la más entrañable acogida y acompañamiento por parte de la Iglesia". Por eso, "cada vez estamos siendo más comprometidos desde el trabajo en red entre las instituciones de Iglesia y las civiles".
El papel clave de la educación
La forma de explotación de personas mayoritariamente es la sexual, o al menos la más visible. “Pero en España, como país receptor de muchas víctimas de Trata presenta también otras vertientes que también hay que abordar como lo son hombres o niños, que representan un problema acuciante a nivel social”, ha explicado Tomás Santamaría Suárez, interlocutor social para la Trata de Seres Humanos. De la misma forma, las redes sociales e Internet ha supuesto una herramienta de “flujo permanente de anuncios de pisos clandestinos para ejercer la prostitución que no sabemos en qué situación se encuentran. Es un hándicap enorme que es difícilmente abordable, porque utilizan las redes sociales para la captación y el engaño de personas”.
Santamaría ha sido crítico con las personas que consumen prostitución, y ha fijado uno de los problemas “en la educación” y ha alertado de que “cada vez es más baja la edad de aquellos que acceden a ella. El cliente es un violador, cuanto menos moral”.
Otras formas de explotación
Por su parte, Marta González Manchón, coordinadora del Área de Sensibilización Proyecto Esperanza —asociación dirigida por la congregación de religiosas adoratrices—, ha constatado que “también es Trata” algunas formas de explotación que permanecen invisibilizadas, infra detectadas y desatendidas,” y ello impacta negativamente en el acceso a derechos de las víctimas y en su recuperación integral”. Algunas de estas formas de explotación en España “se dan en el empleo del hogar, matrimonios forzados o la trata para criminalidad forzada”.
Por eso, ha indicado, “el objetivo es mejorar la detección y la protección de mujeres y niñas víctimas de trata en España para aquellas finalidades de explotación que aún permanecen ocultas e invisibilizadas”.
Sobre los vientres de alquiler, con independencia de lo judicial, López Segovia ha explicado que “son una cosificación de la mujer y también de la criatura, es un supuesto de mercantilización”. De la misma forma lo ha explicado González Manchón, que ha explicado cómo muchas mujeres en su trayecto hasta el país receptor, son forzadas a quedarse embarazadas y no se sabe qué se hace posteriormente con esos menores. Una forma de explotación y por supuesto de Trata de mujeres”.
La vida puede más
En esta línea de visibilización, desde el 9 de mayo y hasta el 28 de junio, La Fundación Pablo VI acogerá la exposición itinerante Punto y seguimos. La vida puede más. Organizada por el Departamento de Trata de Personas de la Conferencia Episcopal y la Comisión Diocesana contra la Trata, integrante de la Vicaría para el Desarrollo Humano Integral y la Innovación de la diócesis de Madrid.
Se trata de una recopilación de 41 fotografías realizadas por el fotógrafo Fernando Mármol cuyos protagonistas son hombres y mujeres víctimas y supervivientes de la trata, que además comparten sus vivencias en los textos que acompañan las imágenes. El objetivo es mostrar la realidad de la trata y la capacidad de las personas para superarla tras salir de ella.