Irene Pinedo, misionera en Ecuador: "¿De qué sirve la vida si no es para darla?"
En este mes misionero, y en vísperas de celebrar el Domingo Mundial de las Misiones, Ana Medina acerca hoy el testimonio de una mujer que lleva casi 50 años en Ecuador
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Irene es una mujer en salida. Ella, nacida en Cuenca, ha hecho de la misión su entrega principal. Es religiosa misionera comboniana y entre otras muchas tareas, viaja cada semana a bordo de una lancha la zona de Pampanal, un pueblo en mitad de los manglares.
Irene, que lleva 46 años en Ecuador, se dedica en cuerpo y alma a la evangelización de estas familias. Visita los hogares, a los ancianos, y anuncia a viva voz el Evangelio. Ella califica esta catequesis como “muy humana y muy divina a la vez”.
Su ayuda es integral: desde los bienes más básicos que pueda prestar a la Palabra de Dios, que da sentido a toda la vida. "¿De qué sirve la vida si no es para darla?", me pregunté cuando me planteé la vocación misionera. Conocí a las combonianas y escribí a muchas monjas, pero las primeras en responderme fueron ellas. Me costó muchísimo adentrarme en esta vocación, pero cuando te engancha y te enamora el de arriba, no te deja», cuenta Irene en el programa, al que entra en directo desde la provincia de Esmeraldas, en Ecuador. "Esta zona se conoce con el lema "Libres por rebeldes", y aquí he trabajado mucho tanto en la capital como en los pueblos, donde viví el terremoto del 2016".
Todo esto no pone en peligro su vocación: «cuando fue el terremoto y yo decidí quedarme, me dieron un aplauso y me dijeron ellos: "Madre, usted nos quiere, ha decidido quedarse con nosotros". Y yo les dije: "Quiero estar con ustedes, morir con ustedes". Y es que yo me hice religiosa para estar con la gente".
El testimonio de Irene Pinedo y su fuerza evangelizadora sirve para ponerle rostro a tantos misioneros a quienes hoy agradecemos y apoyamos, en el marco de la fiesta del DOMUND.