Jesús Fernández: "Cáritas siembra amor, cuidado a los más frágiles y cohesión social"
El obispo de Astorga se pregunta quién se habría ocupado de las más de 2,6 millones de personas que atendió Cáritas el año pasado si hubiese faltado esta
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Cáritas Española está de aniversario. Este año cumple 75 años, una celebración «muy importante», según el obispo acompañante de la institución, Jesús Fernández. «Es una ocasión para dar gracias a Dios, que ha ido sembrando su amor, sobre todo a través de la Eucaristía, en tantas personas de buena voluntad que han sabido descubrir el rostro de Cristo en los pobres».
El prelado, titular de Astorga, ha participado este 29 de junio junto a Manuel Bretón y Natalia Peiro, presidente y secretaria general de Cáritas, en la presentación de la memoria de actividades de 2021, que refleja «el mar de fondo» que ha dejado la pandemia en la sociedad.
—Don Jesús, se cuentan por miles las personas que en estos 75 años han colaborado con Cáritas.
—Así es. Unas lo han hecho económicamente, y otras también a través de un servicio de voluntariado. A todos ellos, y también a las personas de los servicios generales, hay que felicitarles y darles las gracias, porque en estos momentos Cáritas es la cara más amable y visible de la Iglesia. La sociedad reconoce abiertamente la labor de Cáritas, sobre todo en momentos tan difíciles como el que estamos pasando.
—Vivimos momentos de crisis. Y la memoria así lo refleja.
—En efecto. Primero llegó la crisis de 2008, de la que parecía que íbamos a salir, luego la de la covid-19, y después nos ha venido la guerra de Ucrania… Son varias crisis encadenadas que nos están sometiendo a una situación de mucha dificultad. Sobre todo, para muchas familias con recursos limitados, con dificultades labores, con dificultades de salud, convivenciales, etc. (…) La situación es difícil, pero Cáritas siembra amor, siembra cuidado a los más frágiles y siembra también cohesión social, porque no olvidemos que la dignidad humana que buscamos va muy de la mano con la integración social de la gente.
—No sé si puede imaginar cómo sería la sociedad sin la acción de Cáritas después de todas estas crisis que ha mencionado. El Estado no llega a atender a todos.
—No, no llega. Y de hecho desde los servicios sociales con frecuencia nos envían a gente a Cáritas. La verdad es que es muy difícil imaginárselo. Entiendo que sería algo insostenible. A esa barca que está en medio de la galerna y que parece que se va a hundir, yo, la verdad, me la imagino yéndose a pique. Cáritas atendió el año pasado a más de 2.600.000 personas. ¿Quién las habría atendido? A mí me resulta inimaginable. Su atención ha sido posible porque gracias a Dios, en este mundo, además de problemas, hay también muchos corazones grandes que contemplan esta realidad y tienen compasión y manos para ayudar y afrontar esta realidad, como el Buen Samaritano. Esa es la grandeza de Cáritas y de la Iglesia.
—No toda la gente que ayuda a Cáritas es creyente.
—Sí, hay personas que sin tener fe en Dios han descubierto el tesoro que es el amor y que salva a la nave de ir a pique. Hay gente que no es creyente y que nos ayuda porque perciben con claridad la labor que hace Cáritas, que por otra parte está a la vista.