José Cobo: La Iglesia lleva “años” trabajando en las migraciones y creando “corredores de solidaridad”

El obispo auxiliar de Madrid ha explicado que las diócesis, junto a las congregaciones y demás instituciones eclesiales han habilitado ya 3.000 plazas para refugiados de Ucrania

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Sara de la Torre

Publicado el - Actualizado

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El rostro de la sociedad española esta cambiando”, ha dicho José Cobo, obispo auxiliar de Madrid y responsable del Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española en un encuentro con periodistas en el que ha abordado la labor de la Iglesia española en las migraciones, con especial énfasis en el drama de Ucrania.

El obispo ha subrayado “la necesidad” de establecer corredores humanitarios en España, algo que debe ejecutar el gobierno español. “Necesitamos una cobertura nacional para lanzarnos a ello”, ha asegurado Cobo que explicó que la Iglesia lleva “años” trabajando con migrantes y en concreto, ha propuesto crear "corredores de hospitalidad diocesanos” para una labor coordinada y común de todas las entidades eclesiales pero también de las civiles, tal y como expresaron los delegados diocesanos de migraciones en sus últimas jornadas con la creación de una "ruta de hospitalidad entre diócesis de frontera, de tránsito y destino hacia otros países europeos o en España" que servirá para "estar preparados cuando sea necesario activar las delegaciones diocesanas en la colaboración con los tan necesarios y demandados corredores humanitarios".

El tema de la migración no es una novedad

“El tema de la migración no es una novedad, lo que son novedosos son los flujos. Por eso tenemos que recuperar nuestra memoria, y las necesidades no las deciden los medios, sino las circunstancias que se nos avecinan. La Iglesia siempre está preparada para la acogida”.

Circunstancias, por ejemplo, como la llegada de los refugiados ucranianos, “y esta llegada de gente nueva nos transforma y saca lo mejor de nosotros mismos”. De hecho, el obispo ha animado “a no perderse” las historias humanas y de solidaridad que está generando la acogida de los ucranianos: “Su visión ante la adversidad conmueve”.

Desde un pueblo que ha abierto sus puertas a parroquias volcadas con los más pequeños, “lo primero que hemos hecho ha sido ser hospital de campaña y responder a la emergencia, ofreciendo todo lo que tenemos”. Además, “ya se ha hecho un llamamiento a las diócesis, hemos hablado con CONFER y con organizaciones e instituciones eclesiales para ampliar la capacidad residencial a medio y largo plazo”.

Y es que a la Iglesia también le preocupa “el ahora qué”. Después d este primer paso, ha expresado Cobo, “nos preocupa plantear el futuro, tanto para los que quieren volver, como para los que quieren quedarse”. Además, ha profundizado en el modelo propio de integración a largo plazo, “centrado en la familia” que pasa por el conocimiento de la lengua, el acompañamiento, la cultura y oportunidades de acceso a empleo.

Mirar a los ojos

“Antes que etiquetar tenemos que enseñar a mirar a los ojos, independientemente de la apariencia, o de lo que nos hayan dicho de ellos, o de donde vengan”, ha enfatizado el obispo. Porque “hay que acoger a la gente que viene de cuestiones dramáticas y la humanidad del Evangelio, nos lleva a decir que no hay personas que valgan más o menos, no hay migrants de primera o de segunda”.

Ante esto, el obispos se ha preguntado “¿por qué unas guerras sí y otras no?”, reflexionando en otras realidades migratorias. “El último es el flujo de los inmigrantes afganos, pero antes y siempre están los lugares de frontera. En Ceuta, por ejemplo, se han ido las cámaras, pero las personas siguen ahí”. Por eso, “cuando la ideología o las modas se ponen por delante de las personas, generan discriminación”.

Por último, el obispo ha expresado su preocupación por las mafias de la trata y de la explotación sexual que ya se han dado en determinados espacios, también en el conflicto en Ucrania: “Hay que evitar discriminación y malos tratos a mujeres y menores, un viejo problema que se dan en los flujos del sur pero que también están apareciendo ahora”. Para el prelado, estas mafias “mueven muchísimo dinero y tenemos que poner todos los medios para evitarla”.

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