José Sánchez González: "Antes tener un niño en el seminario era algo de lo que la familia se sentía orgullosa"

El obispo emérito de Sigüenza-Guadalajara ha recordado en el programa "Eméritos" de TRECE sus años como Secretario General de la CEE: "Mucho trabajo y satisfacción"

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Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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José Sánchez González, obispo emérito de Sigüenza-Guadalajara, fue el pastor de la diócesis de 1991 a abril de 2011. Anteriormente, durante casi 12 años fue obispo auxiliar de Oviedo y capellán de emigrantes en Alemania durante 20 años. Ahora reside en la Casa Sacerdotal de Salamanca y allí ha recibido a Isidro Catela Marcos para el programa 'Eméritos' de TRECE.

Durante el nuevo episodio, José Sánchez ha recordado su infancia trabajando en el campo y su pueblo, Fuenteaguinaldo, donde se fue a vivir cuando se jubiló: “Todas las otras oportunidades que tenía, bien fuera volver a Alemania, Asturias, Sigüenza o Guadalajara, era la que más me parecía donde podía seguir haciendo algo y estorbar menos. Daba misas, hacía ejercicios para los sacerdotes...”. Pero luego llegó el 2020, primer año de la covid-19, y al ser persona de alto riesgo, el obispo emérito no podía tener relación con prácticamente nadie en el pueblo y decidió irse a Salamanca: “Me pareció que aquello no era vida y la soledad es la peor compañía”.

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El emérito reconoce que esos primeros meses de pandemia “era una vida muy dura, de un gran aislamiento. Cuesta después recuperar una vida normal porque al final no dejas de tener la sensación que eres persona de riesgo”.

José Sánchez nació en el año 1934, ¿qué recuerdos tiene de aquellos años?: “De la guerra me quedan solamente recuerdos muy vagos, desfilaban niños con fusiles de madera […] la posguerra fueron años muy duros para todo el mundo y también la vida en el seminario, cuando entré en el año 1945, era muy dura también […] fuimos tirando, pero realmente cuando lo veo ahora aquello era una falta de libertad, teníamos un control de todo, eran años muy difíciles”.

Preguntado sobre si le entristece que la guerra sigue siendo un tema recurrente en España, José Sánchez reconoce que siente tristeza “que se haya vuelto a revolver todo cuando en la Transición se hizo el gran esfuerzo heroico por parte de muchos, de comenzar de nuevo y dejar la guerra atrás”. Sobre la raíz de la falta de vocaciones en España, el emérito subraya que, en primer lugar, una de ella es que “no hay jóvenes o niños. En mi pueblo había ocho grados en el colegio, y ahora habrá 20 niños en todo el pueblo”. Asimismo, “el mismo sentido de la vida está más materializado, se centra todo en lo económico y los padres te hablan más de cómo su hijo gana muy bien en el trabajo. Antes tener un niños en el seminario era algo de lo que la familia se sentía orgullosa”.

José Sánchez vivió durante 20 años en Alemania como capellán de emigrantes: “Yo mismo no sabía que iba a hacer allí […] llegamos y nos encontramos con una cantidad enorme de españoles, celebramos Misa, organizamos festejos, poníamos cine. La Iglesia alemana nos proporcionaba locales para el encuentro, la atención social y pastoral. Fuimos haciendo una pastoral de la que antes no había antecedentes”.

José fue nombrado miembro del Pontificio Consejo para las Migraciones por Juan Pablo II en 1995. ¿Cómo ve el fenómeno migratorio ahora? “Ha ido cambiando durante los años, por la evolución natural de la población. Hoy España se ha convertido en un país que acoge migrantes. El pueblo español como tal ha aceptado esta situación, la política ha tenido sus altos y sus bajos, pero están convencidos que la situación económica del futuro la tienen que salvar los migrantes [...] Yo creo que el futuro tiene que estar para aceptar una sociedad multicultural, multiétnica, plurilinguista y creo que hacia eso caminamos, y todo lo que supone división, parcelación, independentismo, sectores, ni es cultural ni tiene futuro ni es cristiano”.

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Durante este último episodio de 'Eméritos' con José Sánchez, se ha tenido tiempo también para recordar algunas figuras de la Iglesia Española que nos han dejado hace muy poco. Recordando a Gabino Díaz Merchán, presidente de la Conferencia Episcopal Española entre el 1981 y el 1987, José Sánchez destaca tres virtudes: “Era bueno por naturaleza, un hombre muy culto y un santo. Vivía la espiritualidad cristiana y sacerdotal con todas las consecuencias. Tuvo siempre un espíritu de conciliación, diálogo, perdón del pasado, esperanza”.

Ángel Sánchez fue además Secretario General y portavoz de la CEE del 1993 al 1998. ¿Qué sentimientos le llegan de esos años?: “Fueron años de mucho trabajo y de mucha satisfacción. Problemas había como es normal, pero pude compatibilizar seguir como obispo gracias a mi hermano que me ayudaba mucho y gracias a mi vice-secretario, monseñor Asenjo.Tengo un grato recuerdo: para los medios de comunicación quedé bastante bien, se mantenían respetuosos y al final me despidieron en una situación pacifica y agradecida”.

Por último, preguntado sobre qué consejos le daría al nuevo Secretario General de la CEE, César García Magán, José Sánchez asegura que lo más importante es “ser dialogante, que tenga mucha paciencia, que valore la aportación de los otros obispos y que esté dispuesto a aprender”.

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