La labor de la Pastoral Penitenciaria durante la pandemia: "Cuando se podía entrar, allí estábamos de nuevo"
Cada año, con la presentación de la Memoria, este departamento quiere agradecer el trabajo y la entrega de los capellanes y voluntarios que están detrás detrás de cada dato
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El departamento de Pastoral Penitenciaria, dentro de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social, ha hecho pública la Memoria 2020 en la que ha ofrecido los datos del trabajo realizado durante el año. En esta ocasión se han recopilado gracias a la aportación de 78 de las 82 prisiones consultadas, lo que supone el 95% de los consultados.
Florencio Roselló, director de este departamento, subraya que la pandemia “nos ha puesto a prueba” pero “aquí estamos”. Toda la actividad de la Pastoral penitenciaria en 2020 estuvo marcada por la covid-19 y Florencio Roselló, en las primeras lineas de la introducción, recuerda que varios capellanes y voluntarios “han dejado sus vidas en la pandemia”.
"La Iglesia ha sido esa familia y esa ventana al exterior"
“Mucho tiempo sin entrar en la cárcel, sin contacto con la prisión ha “desinflado” los ánimos, ha “apagado” la ilusión y han abandonado. Repito, ¡ha sido muy complicado!” subraya Florencio.
Una pandemia que cerró la cárcel a todo el personal externo, también a la Pastoral penitenciaria, el 14 de marzo de 2020. “Había dos opciones, esperar a mejores tiempos o reinventarse, o reorientar nuestra pastoral. Y optamos por la segunda opción, reinventarse, por eso en esta memoria hay tantas actividades y tantas actuaciones fuera de la prisión” afirma el director de la Pastoral.
Por eso, como novedad, en los datos de esta Memoria se refleja un incremento de actividades y actuaciones fuera de prisión. Muchos presos, en este tiempo, han visto recortadas las salidas, las comunicaciones, los paquetes y "la Iglesia ha sido esa familia y esa ventana al exterior que les ha devuelto la fe y la esperanza", destaca el director de la Pastoral penitenciaria. Se ha fortalecido el acompañamiento a las familias, se han elaborado mascarillas, se han organizado iniciativas para mantener correspondencia con los reclusos; además de la acogida a los que han recuperado la libertad en este tiempo.
Un homenaje a los capellanes que han estado al "pie del cañón"
Esta Memoria tiene como objetivo ser también un homenaje, un reconocimiento y un gracias en mayúsculas a tantos capellanes y voluntarios que no se han ido, que han estado al “pie del cañón”, de otra forma, pero que se han mantenido fieles al pie de la cruz que es la cárcel. “Esa cruz que pesa tanto a muchos presos y que nosotros somos esos cirineos que quieren hacer esa cruz más llevadera, y más ligera. Pues muchos presos, en este tiempo, han visto recortadas las salidas, las comunicaciones, los paquetes. Para muchos presos, la Iglesia ha sido esa familia y esa ventana al exterior que les ha devuelto la fe y la esperanza” afirma en la introducción de la Memoria, Florencio Roselló.
Los datos también reflejan que cuando las puertas se volvieron a abrir, "allí estábamos de nuevo. Cuando se pudo celebrar, ¡celebramos!, cuando pudimos realizar una actividad ¡la hicimos!, cuando pudimos entrar paquetes de ropa, ¡los entramos!, cuando pudimos poner peculio, ¡lo pusimos!".
Detrás de cada dato, una persona
Cada año, con la presentación de esta Memoria, el departamento de Pastoral penitenciaria quiere agradecer el trabajo y la entrega de los capellanes y voluntarios que están detrás de cada uno de estos datos. Pero en el año 2020, de manera especial, los datos han requerido un esfuerzo mayor que otros años, "cada número tiene un valor añadido", puntualiza Roselló.
Por eso, concluye su presentación invitando a disfrutar de esta Memoria, "analiza los datos y reconoce en ellos una gran entrega de capellanes y voluntarios. Un compromiso de superación y creatividad por los hombres y mujeres presos y por sus familias. Y, a decir verdad, y viendo esta memoria, ¡ha valido la pena! La Pastoral penitenciaria de España está viva, y esta memoria así nos lo recuerda".