Los obispos de Castilla y León demandan "un diálogo social más allá de la ideología" ante el drama del aborto

En un comunicado conjunto, los pastores aseguran que quieren "estar cerca" de las madres embarazadas que atraviesan circunstancias no deseadas o difíciles y "ponerse a su servicio"

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Sara de la Torre

Publicado el - Actualizado

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"El aborto no puede ser considerado como un derecho, pues niega de raíz la vida, fundamento de la dignidad humana que sostiene todos los demás derechos". Así han respondido los obispos de las diócesis de Castilla y León ante el debate suscitado estos días sobre la vida humana naciente y la cuestión del aborto.

Por ello, han querido subrayar "los principios que la Iglesia ha propuesto de modo constante en torno al don de la maternidad y la dignidad de la vida humana naciente" en una nota de prensa conjunta publicada este 20 de enero. En el texto, aseguran que "todo ser humano, más allá de cualquier condicionamiento, desde su concepción hasta su muerte natural, es siempre un bien para la humanidad y un don de Dios, creado a su imagen y semejanza, que debe ser acogido, protegido y amado".

La entrega de las madres embarazadas

Por otro lado, los pastores de Burgos, Valladolid, Segovia, Astorga, León, Palencia, Osma-Soria Ciudad Rodrigo y Salamanca, Zamora y Ávila, muestran su "reconocimiento y profundo agradecimiento" a las mujeres gestantes que "con su entrega portan con amor en su seno el don precioso de la vida, esperanza y futuro de nuestra sociedad, particularmente en una tierra como la nuestra que se va despoblando y sus habitantes envejeciendo".

Este reconocimiento se hace extensivo "a quienes componen su núcleo familiar más íntimo que les acompañan en estas etapas decisivas de la vida". En este punto, los pastores de las diócesis castellano-leonesas recuerdan las palabras del Papa Francisco: “El embarazo es una época difícil, pero también es un tiempo maravilloso… Cada mujer participa del misterio de la creación, que se renueva en la generación humana… Pensemos cuánto vale ese embrión desde el instante en que es concebido”.

Cerca de sus necesidades

Por todo ello, aseguran que quieren estar cerca de las mujeres embarazadas "que atraviesan circunstancias no deseadas o difíciles de tipo personal, familiar, laboral, económico o de cualquier índole, y ponernos a su servicio".

Es necesario, piden, "que tengan la certeza de que no están solas en sus dificultades y que pueden contar con toda la ayuda que podamos prestar desde los organismos eclesiales y de ayuda a la mujer gestante". Asimismo, "es preciso que la sociedad, sus instituciones y administraciones públicas y los diversos ámbitos económicos, laborales y sociales respondan adecuadamente a todas sus necesidades".

Con respecto al aborto, los prelados son claros: "La muerte provocada del ser humano, también en el seno materno, no puede ser considerada como un derecho, pues niega de raíz la vida, fundamento de la dignidad humana que sostiene todos los demás derechos". Por lo tanto, aseguran que "ofrecer un período de reflexión y proporcionar información sobre alternativas al aborto permiten a la mujer gestante contar con elementos necesarios para ponderar sus decisiones".

Objeción de conciencia

En la misma línea, piden que los profesionales sanitarios puedan ejercer el derecho fundamental de objeción de conciencia "sin sufrir la estigmatización que supone el ser obligados a inscribirse en una lista de objetores". Del mismo modo, "desvincular de la ayuda y cuidado de sus padres, en el ejercicio de su patria potestad, a una menor embarazada que se plantea abortar la hace vulnerable y la deja sola ante una situación tan complicada", concluyen.

Ante todo esto, "es necesario proporcionar siempre toda la ayuda y acompañamiento necesarios a las personas que pasan por situaciones de dificultad o vulnerabilidad, como es el caso de mujeres embarazadas en circunstancias no deseadas o difíciles, junto con la acogida y protección del nasciturus, habitualmente ignorado como parte concernida en esta cuestión, y que debe ser considerado como un bien primordial que el ordenamiento jurídico está llamado a reconocer, tutelar y promover". El cuidado y promoción de ambas realidades "son indicadores ciertos de sociedades verdaderamente humanas, fraternas y civilizadas".

Diáologo "racional"

Una vez más, los obispos piden "abordar esta cuestión mediante un amplio diálogo social, sosegado y racional, partiendo de la realidad, con la participación de los diversos ámbitos que configuran la sociedad, más allá de posicionamientos ideológicos o partidistas y con la ayuda de los conocimientos proporcionados por la ciencia y la antropología".

De este modo, aseguran, "podremos considerar adecuadamente las cuestiones esenciales en torno al inicio de la vida humana, la gestación y la maternidad y ver el modo de superar sus desafíos y dificultades". Todo ello, "lleva consigo el compromiso esencial de reconocer, promover y proteger siempre la vida de todo ser humano, desde su inicio en el seno materno hasta su fin natural, custodiando su dignidad como un bien esencial que constituye el fundamento del bien común y de la sociedad".

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