Luis Argüello reclama al Gobierno “una justa distribución” de los 4.000 menores migrantes tutelados en Canarias

El presidente de la Conferencia Episcopal Española ha reclamado un pacto de Estado para que el reparto sea equitativo, recordando que “la dignidad humana pide que abordemos la situación" 

Luis Argüello
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José Melero Campos

Publicado el - Actualizado

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El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, ha apelado por “una justa distribución” en todo el territorio nacional de los más de 4.000 menores migrantes tutelados en Canarias, mostrando la disposición de la Iglesia a la acogida. 

Así lo ha indicado el también arzobispo de Valladolid durante el acuerdo firmado en materia de vivienda con la Junta de Castilla y León, al ser cuestionado por el acuerdo entre el Gobierno y Junts para el reparto en todas las comunidades de los menas, y que ha generado gran polémica, ya que las autonomías gobernadas por el PP denuncian que Cataluña y País Vasco apenas acogerían a los menores.

Argüello reclama un pacto de Estado para regiular los flujos migratorios

De ahí que Argüello haya reclamado un pacto de Estado para que el reparto sea equitativo, recordando que “la dignidad humana pide que abordemos la situación de los que ya están aquí a veces llegando en situaciones tremendas a nuestras costas”.

En este sentido, recalca que el bien común exige un acuerdo del Estado con todas las fuerzas políticas que “regule sus criterios para los flujos migratorios”.

A su vez, el presidente del episcopado español defiende que se debe hacer lo posible para que los menas “pudieran estar con sus familias, y con esos criterios estar dispuestos a una distribución por todo el territorio a la acogida”, sostiene.

derecho a no migrar, lucha contra las mafias y reconocer la dignidad de las personas

Argüello también ha hecho hincapié en que la Iglesia ha colaborado con las dos diócesis canarias acogiendo en otras diócesis a personas. 

Al hilo de esta idea, el arzobispo de Valladolid ha sostenido que respecto al drama migratorio, la Iglesia mantiene sus tres principios intactos.

“Por una parte el derecho a no emigrar, lo que supone abordar las situaciones en los países de origen. El segundo criterio es abordar la cuestión de las mafias que intervienen en el tráfico de personas haciendo una oposición radical a ese uso de las personas y sus situaciones desgraciadas para comerciar con ese sufrimiento. Y tercero, una vez las personas están aquí, afirmamos la importancia de reconocer la dignidad de las personas”.