Luis Argüello señala las lecciones aprendidas tras la DANA: "Deseo de compartir y ayudar"

El presidente de la Conferencia Episcopal Española ha iniciado su discurso de apertura de la Asamblea Plenaria elevando una oración por “el eterno descanso de los fallecidos” por la catástrofe natural 

Luis Argüello

Álvaro Sáez 

José Melero Campos

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El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, ha cuestionado la gestión de las administraciones públicas ante la catástrofe natural ocurrida en Valencia y en algunos puntos de Castilla-La Mancha que ha dejado miles de vidas rotas, muertos y desaparecidos.

 

“Con las lágrimas aun en el corazón, ¿a dónde mirar?, ¿dónde encontrar una tabla de salvación?, ¿quién tiene la culpa?, ¿quién hace justicia a los muertos?”, se ha cuestionado Argüello durante el discurso inaugural de la Asamblea Plenaria que celebrarán los obispos en su sede desde este lunes y hasta el próximo 22 de noviembre, que ha comenzado elevando una oración por “el eterno descanso de los fallecidos” y reafirmando el compromiso de la Iglesia con los damnificados “con nuestra ayuda material y espiritual”.

En su intervención, Argüello asegura que se puede buscar las causas ante este hecho desde los fallos en la prevención y sistema de avisos, la coordinación entre administraciones, el modelo urbanístico de las últimas décadas o hasta el calentamiento del Mediterráneo, si bien el presidente del episcopado considera que de poco sirven: “Con la culpa podemos jugar 'ad infinitum'. Si al menos sirviera para descubrir una culpa originaria, un misterio de iniquidad que rompe la armonía, no solo entre los corazones, sino también en el cosmos que muestra el rostro feroz del caos en tantas ocasiones”.

Argüello ensalza la labor de los voluntarios y critica "el populismo de la antipolítica" vivida tras la DANA

Argüello ha lamentado que durante estas semanas de crisis en Valencia “hemos visto la rapiña y el populismo de la antipolítica”, pero reivindica que también ha vuelto a despertar “un alma común y fraterna, un deseo de compartir y ayudar, un don que no es comercio y un compromiso que no es voto. El Estado y el mercado necesitan del don para regenerarse y abandonar toda pretensión mesiánica”.

Por su parte el Nuncio Apostólico de España, Bernardito Auza, ha recordado en su discurso que “el Papa se ha manifestado sensible a esta tragedia asegurando sus oraciones por las víctimas y afectados”, y ha ensalzado también el “arrojo de los jóvenes y la colaboración de los mayores”.

“Cuando el corazón se compadece es capaz de una generosidad que tiene en cuenta el bien del otro, sobre todo en los mayores extremos y necesidades”, ha señalado Auza.

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