Manolo Jiménez, misionero salesiano en el Congo: “El Papa nos ha animado a seguir adelante con audacia”
El Provincial de los salesianos ha explicado que el mensaje que les ha transmitido el Papa "merece ser releído y meditado para hacer vida sus propuestas de misión"
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“La visita del Papa Francisco viene siendo muy esperada desde el aplazamiento del pasado mes de junio. Los congoleños estaban muy interesados en ver y escuchar al Santo Padre porque se le conoce como un hombre que apuesta por los hombres y que defiende la justicia y la verdad”, con estas palabras se ha expresado el Provincial de los salesianos en el Congo, Manolo Jiménez, en una entrevista concedida a ECCLESIA.
El religioso cree que la expectación generada explica “la participación multitudinaria en todos los momentos en los que el Papa ha estado, desde la acogida el martes por la tarde en el aeropuerto y en la ciudad, pasando por la Eucaristía del miércoles en las que las estimaciones hablan de unos 2 millones de participantes. El encuentro con los jóvenes que abarrotó el estadio más grande del país”.
El encuentro del Papa con los consagrados
“El encuentro del Papa con los consagrados ha sido conjunto con los sacerdotes y seminaristas del país. El Papa nos ha animado a seguir adelante con audacia, sabiendo que la situación en el país es desafiante. Para poder resistir con fidelidad nos ha recomendado la solidez de nuestra vida espiritual y nuestra voluntad de no acomodarnos, sino de estar al lado de los más pobres y de alimentar a su esperanza mirando a Jesucristo. Hemos estado millares de participantes entre obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, consagrados y consagradas. Verdaderamente un mensaje que merece ser releído y meditado para hacer vida sus propuestas de una vida radical y misionera”.
En referencia a la actual situación del país, expone que “todos sabemos que el país ha vivido desde hace tiempo momentos muy convulsos. El cardenal no ha dejado de repetirlo al Papa durante el término de la misa de este miércoles. Habló de conflictos armados, de inestabilidad económica, tensiones sociales y la realidad es que la pobreza crece, tanto en los medios rurales como en los urbanos. El poder adquisitivo de las familias cae en picado y el problema bandidaje se hace preocupante muchos lugares. De todos modos vivimos con la esperanza de que todas estas situaciones dolorosas puedan ir dando paso a una sociedad más justa y solidaria”.
“El cambio está en la educación”
Sobre la posibilidad de cambiar la sociedad en la que se encuentran apela a la educación como buen hijo de Don Bosco, afirmando que “si las nuevas generaciones de congoleños logran salir por medio de procesos educativos bien planteados de la tendencia a la corrupción y el trapicheo podremos esperar un Congo diferente. Ellos, los jóvenes, que se desmarcarán de conductas que conducen nuestra sociedad a su destrucción, serán los que le den la vuelta a la tortilla y logren que arreglemos en nuestro mundo valores como la fraternidad, la honestidad y la solidaridad”.
Hablando un poco de su persona, Jiménez cuenta que “este tarifeño ha venido a parar al Congo porque cuando uno es religioso y se pone en manos de Dios le puede pasar de todo. Yo comencé en mi contacto con los salesianos en Algeciras y luego continué en Sevilla y allí maduré un proyecto de vida de servicio y terminé mordiendo el anzuelo. Cuando me preparaba a mi compromiso definitivo como salesiano con mi profesión perpetua, ofrecí mi disponibilidad para prestar servicio allá donde pudiese ser útil y no solo en Andalucía, donde estaba mi provincia salesiana de origen. Me tomaron la palabra y hace 27 años me enviaron al Togo en África occidental, luego he ido pasando por varios horizontes africanos hasta llegar a parar al Congo dónde me encuentro en estos momentos”.
Crecimiento alentador de vocaciones en el Congo
Por último destaca la importancia de la fe en el día a día y en su congregación a día de hoy, defendiendo que “la fe es el punto de partida de todo lo que vivimos y hacemos. La razón de la misión es la respuesta de fe a la invitación de Dios a colaborar con él. Esa es la misión. Nuestra congregación salesiana va evolucionando con mucha serenidad y optimismo, sobre todo en zonas como las nuestras donde yo estoy viviendo ahora, porque aquí gracias a Dios hay un crecimiento muy alentador de las vocaciones. Cada año bastantes jóvenes congoleños llaman a nuestras puertas para comprometer sus energías en esta causa y nuestras comunidades cuentan con bastantes hermanos jóvenes”.