"El matrimonio está en crisis antropológica": Gabriel Richi destaca la necesidad de un horizonte más amplio para entender el amor y la vocación
El decano de la Facultad de Teología de la Universidad San Dámaso y autor de 'Alegría para el tiempo y para la eternidad' habla en 'Ecclesia es Domingo' de la crisis del matrimonio desde una perspectiva antropológica y de fe
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Gabriel Richi Alberti, decano de la Facultad de Teología de la Universidad San Dámaso, abordó en 'Ecclesia Es Domingo' en TRECE la crisis del matrimonio desde una perspectiva antropológica y de fe, destacando la importancia del noviazgo como un camino de verificación y reconocimiento. Richi, autor del libro "Alegría para el tiempo y para la eternidad", muestra una visión profunda sobre el amor y su relación con lo divino, así como la necesidad de un horizonte más amplio para comprender la vocación matrimonial.
Los datos sobre el matrimonio en España son alarmantes: cada vez menos personas se casan por la Iglesia (menos del 20% actualmente, en comparación con el 99% hace 40 años), la edad promedio para contraer matrimonio es más tardía y el 50% de los matrimonios terminan en divorcio. Sin embargo, Richi sostiene que la crisis del matrimonio es más profunda que los números, es "una crisis antropológica, de la conciencia sobre lo que significa ser hombre y mujer. No podemos pensar que esta crisis se afronta directamente con recetas para la vida matrimonial porque implica el florecer de la vida como tal", afirma.
El noviazgo: un camino de verificación
Para Richi, el noviazgo es un camino que comienza con una "sorpresa inesperada ante la belleza y la atracción entre el hombre y la mujer, y es el inicio de un camino". Este camino no solo se trata de la relación entre dos personas, sino que también implica una verificación y de reconocimiento de lo que significa la otra persona a la hora de responder al señor a lo largo de la vida". El noviazgo es una etapa para reconocer a la otra persona como un signo del infinito, una anticipación del encuentro con Dios.
"Estamos acostumbrados a las películas que parece que la novia es el infinito y no, la vida es mucho más grande que tu novia o que tu novio. Para aprender a querer bien, hay que tener el horizonte grande, y eso lo tenemos cuando vivimos una vida de comunidad que nos enseña verdaderamente cuáles son las dimensiones de la existencia humana" explica Richi.
La importancia de un horizonte MÁS AMPLIO
Richi subraya que el amor humano tiene inscrito en sí mismo una "apertura al infinito". El riesgo de no tener claro este horizonte es que la pareja puede llegar a aburrirse, pues el otro debe ser siempre un don que se descubre constantemente, que es más de lo que se conoce o imagina. Para ilustrar esto, menciona la relación epistolar entre León Bloy y Juana Molbech, donde el amor de pareja se integra con el amor a Dios. En esta relación se manifiesta un "horizonte misionero del amor", donde la unión entre hombre y mujer contribuye a la construcción del mundo.
El Enamoramiento: Un regalo
El enamoramiento es un regalo que no se elige ni se decide, sino que "sucede en la vida", dice Richi. Sin embargo, es una provocación para nuestra libertad, donde se hace necesaria "una elección guiada por el bien". No es una enfermedad que exime de toda responsabilidad, sino el inicio de un camino que requiere compromiso y trabajo.
Richi enfatiza la importancia de la comunidad para el crecimiento sano de las relaciones. "Así como un niño necesita una familia y un hogar para crecer, una relación hombre mujer necesita una comunidad en la que crecer de una manera sana" apunta Richi. Esta comunidad idealmente es la comunidad cristiana, donde se comparte la vida, la oración, la enseñanza y la caridad, y que sostiene también en las fatigas de la vida
El Amor y la Eternidad
El libro de Richi se titula "Alegría para el tiempo y para la eternidad", pero el matrimonio concluye con la muerte. Richi explica que la eternidad es un sinónimo de Dios. El vínculo matrimonial concluye en la historia, pero la comunión con Dios permanece para siempre. La vida es un don que se nos da para vivir eternamente y que toda vocación tiene su origen y destino en este horizonte.
El Congreso de Vocaciones que se celebrará en febrero tiene como objetivo recordar que "la vida es vocación". La vocación al matrimonio es uno de los caminos que el Señor propone, pero la vida misma es un don que requiere una respuesta, un "aquí estoy", como dice Richi. Es necesario redescubrir la conciencia de que somos llamados por otro, amados gratuitamente y que solo en relación con ese otro podemos comprendernos a nosotros mismos.