El mensaje de Bernardo Álvarez, obispo emérito de Tenerife y diagnosticado de ELA, a los enfermos: "Creer nos da fortaleza"

El obispo ha compartido en 'Eméritos' su día a día, que transcurre entre la oración, la lectura o los cuidados para retrasar los efectos de su enfermedad. Pese al revés, no pierde su sentido del humor y mantiene intacta la esperanza en el Señor 

Bernardo Álvarez

José Melero Campos

Publicado el - Actualizado

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La vida de Bernardo Álvarez dio un giro de 180 grados el pasado 25 de agosto, cuando le diagnosticaron ELA. Una enfermedad que anteriormente ya habían padecido su hermano y un primo sacerdote: “Es una cosa de herencia familiar. A mi hermano se lo detectaron con 59 y duró cuatro o cinco años. Yo aguanté hasta los 75”, ha precisado en 'Eméritos' el obispo emérito de Tenerife. 

El programa de TRECE se ha trasladado hasta San Cristóbal de la Laguna, donde reside Álvarez. Una ciudad que como recuerda el propio obispo, es Patrimonio de la Humanidad al ser la primera de España que “se construyó sin muralla”.

El día a día de Bernardo Álvarez transcurre entre la oración, la lectura, la música y los cuidados para retrasar lo máximo posible la evolución de su enfermedad degenerativa: “Ahí vamos, por las mañanas los brazos un poco paralizados, todavía muevo las piernas con facilidad, bajo las escaleras y subo las escaleras pero las manos es impresionante, por la mañana con el frío...”, ha comentado Álvarez sin perder en ningún momento su sentido del humor.

El mensaje de esperanza de bernardo álvarez a otros enfermos: "Paciencia y fortaleza"

Y es que el obispo emérito de la diócesis Nivariense si por algo se caracteriza es por ser una persona risueña. De hecho le encanta contar chistes. Sin duda, todo un ejemplo a la hora de afrontar la enfermedad.

De hecho, Bernardo Álvarez ha querido transmitir un mensaje de esperanza a quienes, como él, atraviesan por momentos difíciles: “Que confíen en el Señor y que le den paciencia y fortaleza porque es lo que pido para mí, paciencia y fortaleza para sobrellevar esta situación limitada”.

En este sentido, el prelado sostiene que “la esperanza es lo último que se pierde”. Una esperanza que, subraya, constituye ya “la vida eterna”. Bernardo Álvarez es consciente de que recuperarse del ELA es imposible “a no ser que haya un milagro”, pero confía en que “el Señor me ha puesto esta situación para que me purifique, me fortalezca y este tipo de cosas”.

Asegura no temer la muerte, que el obispo afronta como “parte de nuestra naturaleza, unas veces por accidente, otras de enfermedad, otras de vejez, pero es así. Hay que afrontar la situación de la muerte venga de donde venga, y sobre todo pedir al Señor que nos dé paciencia y fortaleza para sobrellevar los momentos últimos de nuestra vida”, ha expresado.

Álvarez y la crisis de la vocaciones: “Más del 50% de los jóvenes se manifiestan no creyentes"

Bernardo Álvarez es hijo de Celso y Bernarda. De niño se define como “una persona inquieta” al que sus padres le transmitieron la fe: “Me dejaron un testimonio fehaciente, mi padre murió cuando yo tenía trece años y trabajábamos en la agricultura y seguimos trabajando en la agricultura. Yo hasta los 21 años que fui al seminario estuve trabajando en la agricultura sobre todo los verano, porque me vine a los 18 años aquí a estudiar aparejadores”, recuerda.

Pese a que su ingreso en el seminario fue tardío, a los catorce años ya compartió con su madre su vocación al sacerdocio. En un primer momento Bernarda no entendió la decisión de su hijo, pero lo acabó respetando.

En este sentido, Bernardo Álvarez ha lamentado la crisis de las vocaciones actualmente, y que atribuye a la caída de la natalidad y al avance de la secularización: “Más del 50% de los jóvenes en España se manifiestan no creyentes, y las familias tienen uno o dos hijos”.

El obispo emérito de la diócesis Nivariense, se ha mostrado crítico con la juventud, al considerar que “se les mima muchísimo, les das todos los gustos y eso hace que la llamada de Dios no haga mella en ellos”.

En un contexto donde los jóvenes “están por la fiesta y la diversión”, opina Álvarez, es difícil “responder a una llamada de un ser superior”.

El volcán de la palma o el drama migratorio, algunos desafíos de Bernardo álvarez como obispo de tenerife

En el año 2005, Benedicto XVI le nombra obispo de la diócesis Nivariense. De hecho, solicitó que el Pontífice alemán firmara el nombramiento coincidiendo con la festividad de San Pedro, el 29 de junio, al ser bautizado en la parroquia que lleva este nombre: “Ya luego cuando fui a visitarle el 7 de julio me presenté como nuevo obispo de Tenerife”, recuerda.

La diócesis Nivariense se caracteriza por sus grandes dimensiones, al incluir además de Santa Cruz de Tenerife, las islas de La Palma, la Gomera y El Hierro. De sus habitantes, Bernardo Álvarez los define como “abiertos”.

De sus casi veinte años como pastor de la diócesis guarda muy buenos recuerdos, pero también amargos, como el volcán de La Palma en 2021 o el drama migratorio: “Hemos tenido varios volcanes, en el 49 cuando nací, en el 71 el volcán de San Juan y ahora este el más daño que ha hecho. Ahí están los palmeros, pidiendo ayuda para los barrios”, ha comentado.

En cuanto al drama migratorio, lamenta la cantidad de migrantes fallecidos en aguas del Atlántico, que se ha convertido en un cementerio como el Mediterráneo: “Las necesidades son las que son, mi padre viajó a Venezuela cuatro años. Estamos acostumbrados a migrar a otros países. De hecho Venezuela se llamaba 'la séptima isla' porque había 500.000 canarios. Los migrantes buscan mejorar la vida de sus familias. Nosotros aquí tenemos en el seminario a 400 menores en una casa sacerdotal. Están acogidos 400 menores, y en toda Canarias hay 5.800 menores”, ha detallado.