La Mesa por la Hospitalidad lamenta los "sueños frustrados" de miles de migrantes: "¡Cuántas vidas perdidas!"

Este martes celebramos el Día Mundial del Refugiado: para la Iglesia no es un día más ya que en multitud de ocasiones se ha pronunciado en favor de la acogida de migrante

La Mesa por la Hospitalidad lamenta los "sueños frustrados" de miles de migrantes: "¡Cuántas vidas perdidas!"

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Este martes, 20 de junio, celebramos el Día Mundial del Refugiado. Una jornada con el que Naciones Unidas honra a las personas refugiadas y desplazadas de todo el mundo. Con esta efemérides, se reivindica el coraje de las personas que se han visto obligadas a abandonar su hogar para escapar de conflictos o persecuciones.

Para la Iglesia no es un día más, ya que en multitud de ocasiones se ha pronunciado en favor de la acogida de refugiados, migrantes y desplazados, y ha llamado a los fieles a acogerlos en numerosas ocasiones.

La Mesa por la Hospitalidad de la archidiócesis de Madrid ha unido su voz a la de otras entidades eclesiales y civiles con motivo de este día. En primer lugar, a través del comunicado, han mostrado su “consternación y dolor” por el devastador naufragio del pasado 14 de junio en el mar Jónico: “Ha causado la muerte de cientos de vidas humanas que venían huyendo de guerras, violencia y hambre. Elevamos nuestra oración por las víctimas y expresamos nuestra solidaridad con sus familias”.

Lamentablemente, no es la primera vez que tenemos que estremecernos ante este tipo de desastres. Una sola víctima ya es motivo suficiente para el dolor y la indignación, pero cuando tantas personas, niños y familias, con tanta frecuencia, se ven implicadas en estas tragedias, algo no va bien. Efectivamente, algo no va bien en los países en origen, en los países y en las vías de tránsito y en los países de destino”, escriben desde la Mesa por la Hospitalidad.

Desde la archidiócesis de Madrid lamentan que “las personas desplazadas se encuentran con enormes dificultades y, desgraciadamente, con bastante frecuencia, con la muerte, como sucedió el día 14 de junio, en los países, desiertos y mares por los que transitan antes de llegar a su lugar de destino. ¡Cuántas vidas perdidas! ¡Cuántos sueños frustrados en las vallas y en los muros que se construyen en las fronteras!” y denuncian “las prácticas mafiosas de quienes extorsionan y engañan, ofreciendo una realidad que no existe, traficando con las personas como si fueran mercancías, y chantajeándolas y amenazándolas a ellas y a sus familias”.

Además, lamentan que las personas que llegan (quienes llegan), se encuentran con “infranqueables vallas administrativas y legales que en muchos casos las obligan a estar mucho tiempo en un limbo jurídico hasta que pueden conseguir la cita que no llega para solicitar el asilo. Este asunto de las dilaciones en las citas y la exasperante lentitud burocrática hacia personas que arrastran un historial de infinito dolor constituye una insufrible y cruel violación de los derechos fundamentales; representa un inexpugnable muro de hormigón para acceder al sistema de protección”.

Esta circunstancia se viene denunciando hasta la saciedad sin que los responsables del Gobierno de España hayan dado una respuesta satisfactoria. La Iglesia Católica que, como en tantos otros lugares y con tanta otra buena gente, camina al lado de las personas desplazadas no deja de rezar, apoyar y poner de manifiesto esta grosera vergüenza en un Estado de Derecho y en una sociedad del siglo XXI”, escriben en el comunicado.

Syrian migrants fleeing the war and escaping to Europe, landing on the Greek island

Ashley Cooper / Alamy Stock Photo

El nuevo arzobispo de Madrid, José Cobo, ha señalado además que “el cementerio del Mediterráneo debe conmover y Europa no puede mirar a otro lado”. Igualmente, ha pedido, que se impulsen “corredores humanitarios piloto que permitan demostrar a la sociedad que la migración tiene que ser reglada y segura”, “apoyar compromisos de los lugares de origen para que una familia no se vea obligada a montarse en una patera y a sepultarse en el mar”. Para ello “necesitamos el empeño de todas las administraciones, nacionales y europeas, y de los países de origen”.

La Mesa por la Hospitalidad de la archidiócesis de Madrid la convoca y preside el arzobispo. Está formada por Cáritas Madrid, Comunidad de Sant'Egidio, CONFER de Madrid, Delegación de Pastoral de la Movilidad Humana, Justicia y Paz Madrid, Pueblos Unidos, y SERCADE.