Un niño pequeño coincide con este perrito y lo que ocurrió cuando se vieron dejó a todos sin palabras
Cuando ambos coincidieron ocurrió un hecho que cambió la vida del perrito y del menor
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
La expresión tan empleada en España "el perro es el mejor amigo del hombre" cobra mucho más sentido cuando conocemos la historia de Carter Blanchard y el perro Rowdy. Carter es un pequeño estadunidense de ocho años, al que le diagnosticaron vitíligo, una enfermedad degenerativa por la cual, la piel pierde células pigmentarias y esto desemboca en la aparición de áreas descoloridas en distintas zonas del cuerpo, incluyendo cabello y retina.
Cuando su piel comenzó a poblarse de las manchas que crecían poco a poco, el pequeño Carter perdió confianza en sí mismo, lo que le llevó a una fuerte depresión.
La depresión del joven Carter
"Un día lo iba llevar al colegio y lo primero que me dijo cuando entró en el coche era que odiaba su cara y la manera en que se veía al espejo", relata su madre, Stephanie Adcock. La familia, que reside en Arkansas, veía como su pequeño comenzó a sentirse distinto a los demás, lo que le acomplejó. Fue entonces cuando la madre se dio cuenta de que si no hacía algo para ayudar a su hijo, la situación podría empeorar. Stephanie inició una búsqueda en internet y en las redes sociales con el objetivo de encontrar algo que pudiera levantar el ánimo de su hijo. En est rastreo acabó por encontrar algo bastante particular.
Se trataba de Rowdy, un perro labrador negro de trece años, que se había hecho viral en Instagram y que, curiosamente, también tenía vitíligo. El perfil de Rowdy en Instagram cuenta con más de 108 mil seguidores. Fue entonces cuando a la madre de Carter se le ocurrió poner en contacto al niño con el animal para probar si esto tenía un efecto positivo en el menor. Para ello previamente la madre de Carter consiguió contactar con la dueña del perro labrador, Niki Umbenhower.
El encuentro entre Carter y Rowdy
Niki Umbenhower, la dueña del can, vivía en Arkansas mientras que Carter vivía en Oregon y no tenía suficientes recursos económicos para ir a ver al perro Rowdy. Afortunadamente, la noticia se hizo viral y, entre toda la comunidad, llegaron a obtener suficiente ayuda económica para poder financiar el viaje y hacer realidad el encuentro. Tras explicarle la situación, Niki obviamente aceptó que Stephanie y Carter pudieran visitar al labrador. Madre e hijo viajaron juntos y cuando llegaron a su destino y Carter conoció a Rowdy, su mundo cambió para siempre.
El encuentro entre el perrito y el niño fue mágico, según relata su madre, quien ahora se siente feliz porque el pequeño volvió al colegio. La larga distancia entre la mascota y el pequeño Carter, ha hecho que ambas familias estén buscando la forma para que puedan verse con más frecuencia.
Sin embargo, a partir de ese momento, la vida del joven Carter cambió completamente, empezó a entender que se puede llegar a vivir feliz conviviendo con la enfermedad y adaptándose a ella. El pequeño recuperó la sonrisa, su autoestima y la felicidad. Su madre comprobó que se puede superar la depresión con una mascota que padece la misma enfermedad.