El obispo de Canarias afirma que "una sociedad que no cuida a sus ancianos es una sociedad soberbia y enferma"
La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida, presenta el documento «Orientaciones para la pastoral de las personas mayores"
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“La ancianidad va a dar muchos frutos. Nos encontramos ahora con una realidad en la que se incrementa el numero de ancianos y ante los que la Iglesia tiene que dar respuesta”. Así lo ha explicado el presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida, José Mazuelos, que ha presentado el martes 24 de mayo , el documento «Orientaciones para la pastoral de las personas mayores: La ancianidad: riqueza de frutos y bendiciones».
“Tenemos que sensibilizar a la sociedad ante ese descarte. Porque una sociedad que no tiene en cuenta a sus mayores es una sociedad soberbia y enferma”. Esta atención “es una necesidad para darles visibilidad: La ancianidad es una enfermedad contagiosa, se ha pasado de una gerontocracia a una dictadura de la eterna juventud”.
Una red "de la cultura del cuidado"
Con la covid-19 “hemos visto que hay muchos ancianos que además están solos”. Los servicios sociales “hicieron aguas” y fue la Iglesia “la que creó una red muy importante que nos despertó para que los agentes de pastoral trabajaran aún más en este campo”.
El obispo ha hablado también de la atención en los centros y residencias de ancionos, “pese que a nosotros, lo ideal es que los ancianos vivan en su realidad familiar y no tengan que ir a residencias. Pero hay casos en los que se necesita”.
En nuestra sociedad, “donde va creciendo la cultura del descarte y la exclusión de las personas poco productivas, que suelen ser las más vulnerables, y donde van cambiando las condiciones familiares, políticas y sociales, no siempre «la riqueza de los años» es entendida como la bendición de una larga vida, es decir, como un don, sino como una carga”.
"Estimar y valorar a los mayores"
Todos nos debemos “sentir invitados a estimar y valorar a las personas mayores, a ayudarlas en sus necesidades pastorales y acompañarlas para que puedan ser protagonistas de su propio acompañamiento pastoral, impulsando su rol activo en la Iglesia y en la sociedad”.
El obispo de Canarias ha recordado que “las personas mayores ante todo son esposos, hermanos, abuelos de otras personas. La persona mayor es depositaria de la sabiduría y de la historia de la comunidad, un elemento indispensable de equilibrio y fiabilidad, y son, por derecho propio, testigos de la historia, protagonistas del hoy y agentes del mañana de la Iglesia”.
¿Por qué este documento?
La Asamblea Plenaria acordó en su reunión de abril de 2021 la creación de una comisión de trabajo dedicada a la pastoral de las personas mayores, dependiente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida.
El documento “es un punto de partida para consolidar los trabajos que, desde múltiples realidades eclesiales, se desarrollan en el mundo de los mayores y poner en marcha, allí donde sea necesario, ese servicio pastoral a los ancianos”.
La visión respetuosa "y llena de admiración ante la ancianidad que nos muestran la Escritura y la más antigua tradición cristiana, en la que se subraya la profunda vinculación de las personas mayores con sus familias, contrasta con la realidad que se nos impone en los albores del tercer milenio que nos toca vivir".
En lo relativo a la dimensión social, "los mayores han perdido visibilidad: no gusta lo viejo, parece que la ancianidad es una enfermedad contagiosa, se ha pasado de una gerontocracia a una dictadura de la eterna juventud".