El obispo de Canarias plantea como reto una acogida integral de los migrantes: "Una cercanía y acompañamiento personal"

José Mazuelos ha destacado en una entrevista al L’Osservatore Romano la labor de la Iglesia canaria en la acogida a las personas migrantes: “Hay mucha gente que se están volcando de forma callada"

Migrantes

Redacción Religión

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200 kilómetros separan África de Canarias. En los dos últimos años, más de 87.000 personas llegaron a las islas en busca de un futuro esperanzador, según el Gobierno canario. En el primer mes de 2025, un total de 3.429 personas han sido ya rescatadas.

 

Por su parte, el Ministerio de Interior ha precisado que en 2024 el país recibió a 63.970 migrantes irregulares, lo que supone un incremento significativo respecto a los 56.852 registrados en 2023.

En este difícil escenario, la Iglesia de Canarias trabaja para acompañar a los migrantes que llegan a su tierra en busca de esperanza. Con el inicio del Año Jubilar, la diócesis de Canarias trata cada día de insuflar esperanza a quienes han huido de las guerras, del hambre y de la pobreza.

Su obispo, José Mazuelos, subraya en una entrevista al L’Osservatore Romano que esta esperanza se vive cuando los migrantes, tras un peligroso y largo camino, encuentran una mano tendida que los acoge. A través de la pastoral de la migración, Cáritas y la colaboración de sacerdotes, religiosos y parroquias, la Iglesia lucha por la integración de los migrantes. Además, muchos ciudadanos anónimos también contribuyen con gestos cotidianos de solidaridad, proporcionando alimento, cobijo y empleo.

“Hay mucha gente que se están volcando de forma callada. Parece que no pasa nada en Canarias en medio de esta emergencia humanitaria, y eso es porque hay una gran generosidad y una gran solidaridad del pueblo canario”, ha detallado.

Los retos en el trabajo con los migrantes

Mazuelos destaca varios retos fundamentales en el trabajo con los migrantes. Uno de ellos es la sensibilización de la comunidad cristiana y la ciudadanía para contrarrestar sentimientos de rechazo en tiempos de crisis social. 

Otro reto clave es la acogida e integración, enfatizando la importancia de la cercanía y el acompañamiento personal más allá de la regularización administrativa. También se requiere una mejor asistencia jurídica y la presencia de suficientes intérpretes, ya que actualmente las traducciones en francés generan barreras para quienes no hablan ese idioma.

“Tenemos el reto de dar un valor fundamental al acompañamiento que va más allá de lo que supone regularizar su situación administrativa, teniendo en cuenta que es necesaria, pero es la calidez y cercanía con la persona la que nos hace conectar con el otro, gesto que ayuda a generar ese sentimiento de esperanza ante la realidad que traen consigo y hace que las relaciones sean más cercanas y humanas”, ha sostenido.

Otro aspecto crucial es la necesidad de facilitar la reunificación familiar, dado que muchas personas que llegan a Canarias tienen parientes en el territorio continental: “A veces nos ponemos a definir, a etiquetar: llegado en patera, procede de América Latina, es una persona cubana, colombiana... pero cuando acogemos con nombre propio su recorrido, las razones por las que migra, e intentamos rescatar su proyecto en medio de las dificultades, se da el Misterio, algo despierta, se aviva y se siente que merece la pena este combate en un principio perdido. Siempre hay una puerta de salida, de esperanza cuando se conecta desde ese Amor que solo puede ser la presencia de Dios”.

Un enfoque integral y humanitario en la acogida

El Papa Francisco ha enfatizado la importancia de acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes. En este sentido, el obispo de Canarias destaca la importancia de una educación en valores desde los colegios, promoviendo el respeto a la dignidad de todas las personas. Como ejemplo, menciona la localidad de Artenara, “donde la acogida de niños migrantes ha permitido evitar el cierre del colegio y fortalecer los servicios públicos”. 

Además, la atención a menores no acompañados es una prioridad, dado que al cumplir la mayoría de edad muchos quedan en situación de calle, expuestos a mafias y explotación. La diócesis de Canarias y otras entidades están impulsando corredores de hospitalidad para ofrecer a estos jóvenes una transición digna a la vida adulta.

El obispo Mazuelos enfatiza la necesidad de “una política migratoria común en Europa para abordar de manera estructural esta crisis humanitaria”. Mientras tanto, la Iglesia sigue comprometida con su labor de acogida, sensibilización y apoyo a los migrantes, recordando que “detrás de cada cifra hay un rostro, una historia y un sueño de un futuro mejor”.

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