Orden Hospitalaria San Juan de Dios: ser signo de esperanza en una sociedad aquejada de trastornos mentales

Los centros psiquiátricos de la orden católica en Madrid ofrecen un servicio integral a pacientes que sufren desde trastornos moderados a otros más graves que amenazan su autonomía

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José Melero Campos

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4 min lectura

Los dos centros psiquiátricos que gestionan la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en Madrid, la Clínica Nuestra Señora de la Paz en Arturo Soria y el de Ciempozuelos ofrece un servicio integral a los pacientes que presentan trastornos moderados y graves.

Pese a que ambos centros están regidos por la misma orden religiosa, ofrece algunas diferencias, tal y como ha precisado en ECCLESIA su directora gerente, Elvira Conde: “La Clínica Nuestra Señora de la Paz se dedica a la salud mental y a las adicciones, patologías agudas como psiquiatría de adultos y adolescentes, y el de Ciempozuelos tienen un carácter más sociosanitario con tres líneas de actividad: salud mental, que abarca más la patología de media estancia y crónica de larga estancia con distintas unidades; tiene un ámbito muy grande de discapacidad intelectual y un área muy potente de mayores con trastornos de conducta”.

Por su parte el psiquiatra y director médico tanto en Arturo Soria como en Ciempozuelos, Álvaro Pico, ha detallado que en el primero “hablamos de pacientes agudos y subagudos que están durante un tiempo limitado. La parte de subagudos requieren más meses de intervención e ingreso, mientras que por adicciones suelen permanecer en los centros de día. En la parte psiquiátrica son unidades con adultos y adolescentes con tiempos cortos de un par de semanas o veinte días de ingreso, para luego volver al recurso ambulatorio del que proceden”.

Por su parte en el centro de Ciempozuelos, las características son más residenciales, aunque dependiendo de la unidad: “Por ejemplo en psicogeriatría hablamos de residentes que proceden del área de atención al mayor o de otros dispositivos que fueron insuficientes porque tienen una gravedad de conducta que hace inmanejable su estancia en ambientes residenciales puros”, ha añadido el psiquiatra.

En cuanto al perfil de los pacientes que ingresan, el director médico ha remarcado que no es único, ya que se ofrece un abanico de posibilidades de atención que abarcan patologías como cuadros de ansiedad o depresivos que se recuperan en un tiempo razonable, a trastornos mentales graves crónicos que requiere de intervención: “Si no se interviene el problema se va a incrementar y su capacidad de autonomía va a ir disminuyéndose progresivamente. Nuestro trabajo tiene que ser ayudar al paciente a recuperar el mayor nivel de autonomía y estabilizarle al máximo para que sea dueño de sus decisiones en la medida de lo posible”, ha comentado Pico.

El Trastorno Límite de Personalidad, una de las unidades pioneras de Ciempozuelos

El centro psiquiátrico de Ciempozuelos cuenta con un total de quince unidades, entre ellas la de Rehabilitación y Retorno a la Comunidad, de la que es enfermero Carlos Nieto. En el momento en el que ECCLESIA llegó al aula, se encontraba trabajando en terapia ocupacional con un grupo de chicos jóvenes, la mayoría de ellos con Trastorno Límite de Personalidad que afecta especialmente a este colectivo.

“Es un trastorno que está en alza porque depende de rasgos de la personalidad más que una esquizofrenia donde hay un paciente delirante, toma medicación... En esta terapia se trabajan aspectos de la personalidad disfuncionales como la impulsividad, la agresividad, los trastornos de conducta, las problemáticas familiares”, ha explicado el enfermero.

Por ello, la terapia ocupacional con estos jóvenes se centra en trabajar aspectos como “la emotividad, la autoestima o el manejo de la impulsividad”, ha subrayado.

Los avances de Jonathan y Natalia, pacientes con trastornos de salud mental

Jonathan (26 años) y Natalia (23) padecen este Trastorno Límite de Personalidad, que llevó al primero a tener impulsos violentos y a la joven a autolesionarse con el objetivo de quitarse la vida.

Tras siete años de ingreso, Jonathan ha avanzado de manera significativa. Retomó sus estudios para obtener el graduado escolar, lo que le permitirá acceder a Secundaria y, si todo va bien, un ciclo formativo de mecánica, su gran pasión: “No estudiaba en clase pero siempre tenía un libro que me regalaron de coches y lo repasaba. Me encantan los coches”, ha reconocido.

Natalia está en una fase aún inicial, ya que ingresó el pasado mes de febrero tras tratar de suicidarse con un cuchillo dos meses antes. Es poco tiempo de terapia en Ciempozuelos, pero asegura que se han producido avances en su conducta: “Antes era mucho más impulsiva, mucho más agresiva, me daban muchos ataques de ira. Ahora estoy más calmada”, afirma.

Unos logros que la joven no duda en atribuir esta mejoría a los profesionales, terapeutas o psicólogos del centro psiquiátrico: “Son geniales”, ha subrayado.

Como decimos, es una de las quince unidades con la que cuenta el centro psiquiátrico de San Juan de Dios. Cada terapia tiene un objetivo concreto. No es lo mismo la unidad de psicogeriatría donde la terapia va más orientada al deterioro cognitivo que unas terapias aquí que van a la raíz del problema, a trabajar los problemas de personalidad.

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