La primera carta de amor 'viral' que aparece... en la Biblia

En San Valentín proliferan las cartas de amor y los ositos de peluche, pero no todos conocen este texto de la Biblia

La primera carta de amor 'viral' que aparece... en la Biblia

Javier González

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El día de San Valentín es probablemente el día más empalagoso del año. Pero tal vez pocos saben, que una de las primeras cartas de amor 'virales' de la historia, está en la Bilbia. Ni en una caja de chocolates, ni en una tarjetita con ositos, ni en Love Actually... en la Sagrada Biblia.

Es un texto que se escribió hace miles de años y que aún hoy es una referencia para la sociedad. Muy pocas 'cartas de amor' han tenido tanta trascendencia como la que redactó Pablo de Tarso a los corintios. Una visión del amor revolucionaria en ese momento... y también hoy.

Este tal Pablo que escribe a una comunidad cristiana de Corinto habla de un amor que poco tiene que ver con lo que vemos en las películas que 'afloran' -nunca mejor dicho- en el día de san Valentín. Un amor que no se trata solo de un sentimiento y un enamoramiento de mariposas en el estómago y chocolate y corazoncitos rojos.

San Pablo define el amor como algo mucho más grande, un ideal que alcanzar y que no es tan fácil como un flechazo y que se te caiga la baba con la persona que simplemente te gusta. Pablo hablaba del amor como el bien más grande que podemos poseer, y que sin él, no somos nada.

Un amor que es paciente y servicial, que no envidia, que no se alegra de la injusticia y que no busca su propio interés. Ya no se trata de lo que tú provocas en mí, de que al estar contigo esté agusto y disfrute con tu presencia. Se trata de un paso más: la entrega que "todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta".

Y si lees con cuidado cada frase, algo se despierta en nuestro interior que anhela ser amados de esa forma. Así que, sin despreciar también ese primer enamoramiento y todo lo bueno que tiene, ¿por qué no dar ese paso más?

Y no solo con tu pareja -el cliché tan quemado por el marketing- si no también con el de tu hermano, tu amigo, tu madre, tu padre, tus abuelos, tus compañeros... y ¿por qué no? También con tu enemigo. Es un ideal muy alto y ambicioso, pero en el que tal vez podamos encontrar nuestra esencia. La esencia por la que fuimos creados.

El cantar de los cantares

"Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.

El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; 9 porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto. Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí. En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor".

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