Prosperi, presidente Comunión y Liberación: "Los conflictos mundiales de hoy nacen de una falta de educación"

Prosperi ha participado en 'Encuentro Madrid', donde ha profundizado en los retos del movimiento católico y la influencia en la Iglesia de su fundador, el Padre Giussani

Prosperi, presidente Comunión y Liberación: "Los conflictos mundiales de hoy nacen de una falta de educación"

Redacción Religión

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El presidente del movimiento Comunión y Liberación, Davide Prosperi, ha estado presente en Encuentro Madrid que se desarrolla en la Fundación Pablo VI este fin de semana.

Con ocasión del centenario del nacimiento del fundador del movimiento eclesiástico Luigi Giussani, el presidente de Encuentro Madrid, Rafael Gerez, ha tenido la oportunidad de conversar con Prosperi quien ha tenido la oportunidad de explicar la originalidad de la propuesta cristiana que ofrece Comunión y Liberación y ahondar en la apasionante personalidad del sacerdote milanés fallecido en 2005. Asismismo, Prosperi ha dado algunas pinceladas sobre los retos que el movimiento tiene por delante tras la audiencia con el Papa Francisco que tuvo lugar en Roma el pasado 15 de octubre ante una Plaza de San Pedro abarrotada.

Conociste a Luigi Giussani siendo estudiante universitario. ¿Qué te facinó de su persona?

La respuesta es sencilla, todo. Toda su persona, todo lo que a través de esa persona se ha generado en la historia de los hombres. Y enseguida, nada más conocerle, deseé formar parte de esta historia. Encontré a Giussani por primera vez el día de mis 23 cumpleaños. Era el 6 de octubre de 1995. Ese día le dieron el premio de la Cultura Católica -en Italia-. Yo estaba allí con mi hermano y algunos amigos por unas circunstancias que sería largo de escribir. Le conocí y me invitó a su casa. Me dijo que le habían regalado una botella de vino, me preguntó si me gustaba y le dije que sí, pero aún me gustaría más poder comer con él. Un mes después me invitó a su casa y desde ahí comenzó una relación personal con él que continuó hasta el final de su vida. La última vez que le vi fue en 2003.

El lema de Encuentro Madrid es 'Vivir apasionadamente la realidad'. Es una idea de Giussani. ¿Qué significa esta afirmación de vivir intensamente la realidad, qué supone esta propuesta para vivir el Cristianismo?

Creo que la novedad extraordinaria del Cristianismo y de la experiencia cristiana está precisamente en su concreción. En su capacidad de leer e interpretar la realidad tal y como es, sin superponer esquemas ideológicos, y esto lo aprendí con Giussani, que partía siempre del dato de la realidad. A partir de ahí le surgían ideas. Era extraoridnario ver cómo a partir de cosas que le decía cualquier persona insignifcante como yo, él tenía intuiciones que se convertían en un factor de construcción de nuestra compañía. Observaba lo que ocurría, lo juzgaba y le llevaba a dar un salto de conocimiento que servía. Durante la guerra de Irak, decía que frente a tanto mal y ante tanta injusticia, sería necesaria la educación de un pueblo. Podría parecer las palabras poco pertinentes en ese momento, pero enseguida se comprendió de que no eran palabras para salir el paso, sino que el problema del hombre de hoy, de los conflictos mundiales, de la incapacidad para comunicar, que es lo que genera el conflicto, nace de una falta de educación, de la incapacidad de vivir hasta el fondo la amplitud de la propia libertad. La educación es educar en la libertad, que el hombre sea verdaderamente libre, y para eso es necesaria una realidad humana que sepa mirar la realidad sin parcialidades, por lo que es.

La educación es preocupación fundamental suya como padre y profesor. El Papa Francisco, en su recepción el 15 de octubre destacó la faceta de Giussani como educador... ¿Qué destacarías de Giussani como educador y cómo su propuesta te es útil en tu tarea como educador?

La verdadera novedad en la comunicación de Giussani y su método educativo ha sido que a diferencia de muchos teóricos de la educación de nuestro tiempo, que piensan que el problema educativo consiste sobre todo en encontrar la estrategia comunicativa adecuada para captar el interés de los jóvenes, para Giussani la educación es ante todo comunicación de uno mismo. Es compartir una vida, una experiencia integral. Educar no significa transferir contenidos con opciones, sino que significa compartir el sentido de la vida y para ello es necesario compartir la vida. El motivo por el que el 15 de octubre la Plaza de San Pedro estaba llena de gente en una fiesta ordenada, es porque este compatir la vida ha generado un pueblo, personas que desean vivir y compartir su propia vida de la misma manera. Yo creo que este es el secreto de Giussani. Nunca intentó convencer u obligar a seguir la verdad que transmitía, sino que invitaba a tomar en serio una respuesta para verificar en su vida. Y esta verificación no es solo una reflexión sobre uno mismo, sino que la verificación para Giussani se hacía en relación con la realidad. Es una apuesta por la libertad.

¿A ti personalmente qué te ha supuesto como profesor y padre de familia?

Recuerdo que una de las experiencias más inmediatas que tuve en la relación con Giussani ha sido la experiencia de una preferencia. Cuando estabas con él te sentías el centro del universo, no porque te quería hacer sentir así, sino que era así para él. Cuando mis hijos eran pequeños -tiene un varón y tres chicas- salía mucho el tema de la preferencia, porque hay veces que prefieres a uno en una cosa y en otras a otro. Es algo que te encuentras no sabes por qué exactamente. Me acuerdo que muchas veces salía este problema, los celos entre ellos. Me pregunté alguna vez, de manera moralista, que quizás estaba equivocado porque no es justo que el otro no se sienta preferido. Pero la experiencia de preferencia sobre mi vida no era esta. Me daba cuenta de que yo deseaba ser preferido, y me di cuenta de que el problema no es que ellos esperaran no ser menos que los demás. Cada uno quiere ser preferido frente a otro. El problema no es preferir a nadie, sino aprender a preferir a todos y asi quizás te encuentras con una preferencia instintiva en un momento y luego puede cambiar. Esta mirada sobre mi vida, que he aprendido a través de la educación que he recibido en mi relación con Giussani y en el movimiento, me ha introducido en una mirada más profunda de la realidad.

El Papa destacó la fidelidad y ternura de Giussani por la Iglesia. Su vida también estuvo marcada por las dificultades en el ámbito eclesiástico. ¿De dónde nacía este amor de Giussani por la Iglesia?

Aquí quizás tenga que dejar caer un mito. Durante su vida, Giussani tuvo algunas dificultades en la relación con los obispos ordinarios. Pero querría aclarar que por lo que he conocido de estos hechos, sobre todo en este último año en el que he profundizado sobre neustra historia, sin duda nunca hubo una persecución hacia Giussani. No fue víctima de una mala voluntad de ir contra élm sino que reconociendo el valor que tenía, fue puesto a prueba muchas veces. Incluso porque un superior podía no comprender sus métodos. El cardenal Colombo le propuso irse de Mián para profundizar sus estudios y le alejó como guia de la juventud allí, pero hay que mirar esto con perspectiva del tiempo y a la luz de cómo Giussani lo vivió. No dudó en ningún momento en una obediencia cordial. No solo irse, sino tomarse enserio la verificación de lo que se le pedía. Es un aspecto importante, porque podemos obedecer formalmente pero sin que haya una verificación real,. Giussani, a través de esta verificación, volvió a guiar el movimiento con más claridad, precisamente por haber hecho este recorrido, sin ahorrarse nada. Esta es una lección fundamental para nosotros hoy. El punto no es entender si la Iglesia nos pide algo justo o equivocado, sino que el punto es ser verdaderos en la verificación de la propuesta que se nos hace.

¿Qué actualidad tiene la propuesta de Giussani?

Su propuesta es actual hoy y entonces cuando comenzó. En un cierto sentido, quizás hoy lo es aún más. Hay muchos que han usado una expresión para hablar de Giussani como una figura profética, capaz de leer el futuro a través de la mirada sobre el presente. Pensando en como Giussani comenzó con su trabajo, apostando por la educación de los jóvenes en un momento en el que podría tener una brillante carrera como Teólogo, intuyó la trayectoria que iba a tomar la sociedad., de alejamiento cada vez más incosnciente de su propia identidad y, por tanto del conocimiento de los orígenes cristianos y de la fe vivida. Esto sucedía en los años 50, cuando la Iglesia estaba a nivel social en su máximo esplendor, con más impacto que hoy, con las iglesias llenas y las parroquias no sabían donde meter a tantos chicos. Sin embargo, Giussani ya entrevió la semilla de un hecho nuevo que asomaba. Una descristianización no desde un punto de vista de los valores éticos, sino desde un punto de vista de la experiencia personal y de la vida de las personas. Él reconoció que la causa de esto era una ignorancia, es decir, que ya no se conocía el fundamento de este origen, el contenido de la experiencia de las palabras cristianas. Y no hay nada como perder el contenido de la experiencia de las palabras que usamos par aprender también su significado y, con el tiempo, perder el afecto por ellas. Fue un profeta porque vivimos en un tiempo en el que se ha producido esta profecía. El Papa en la audiencia dijo sobre Giussani que fue un verdadero apóstol, vio que en una experiencia integral humana que proponga todas las dimensiones del vivir tal como nacen de la experiencia cristian, solo así puede continuar viviendo y renaciendo la conciencia del origen de la fe. Que Dios se haya hecho hombre implica que Cristo continúa estando presente a través de una historia humana que lo reconoce, que lo narra, lo hace presente en el vivir humano. Hoy ciertamente estamos en una situación paradojicamente casi favorable. Vivimos en un mundo que se acerca al paganismo del tiempo en el que vino Jesús. Y Jesús vino caminando por las calles de Galilea, se encontraba con personas, introducía una nueva manera de mirar las cosas y tratarla, generando una compañía que vivía de esta misma manera. Y este modo era la expresión de su relación con el Padre. Hoy se necesita una vida que muestre la conveniencia humana de vivir la presencia de relación con Cristo Invitar a la relación que Cristo tenía con el Padre.

¿Qué podemos hablar de nuevo inicio que proponías en tu carta tras la audiencia con el Papa tras setenta años de Comunión y Liberación?

Implica la toma de conciencia de que estamos llamados a una novedad que nos alcanza mostrando la fuerza de lo que nos ha aferrado, la fuerza del inicio, que es nuevo porque tiene que ver con el presente, pero es el mismo inicio que vuelve a suceder para nosotros y se propone como el mismo desafío que Giussani se encontró. Para entenderlo, tenemos tiempo para verlo. El Papa nos decía que espera mucho más de nostoros, diciendo que no quiere encerrarnos en un esquema que tiene en la mente, sino que está seguro de la grandeza de lo que llevamos encima y que debe desarrollarse en toda su potencialidad, y debemos servir a esta grandeza con humildad hasta el punto de estar disponible para la correción de quien guía la Iglesia para crecer y convertirnos cada vez más por lo que estamos en el mundo. Nuevo inicio tiene que ver con la palabra reclamo. Muchos dijeron al día siguiente del encuentro con el Papa que se nos ha reclamado, somos llamados de nuevo por nuestro nombre. Llamados a ser conscientes de la responsabilidad del carisma. Después de la muerte del fundador todos los carismas se institucionalizan. Esta expresión, que puede ser difícil para muchos de nosotros, que suena a jaula que se nos quiere aplicar, se nos pide una reforma, lo que no quiere decir ruptura con el pasado, al contrario, quiere decir apostar por el pasado a la luz de la actualidad presente. Es necesario que lo que se nos ha entregado se convierta en algo que asegura el camino para el futuro. Y el camino está claro, no es la excepcionalidad de uno u otro que sean especialmente carismáticos, sino nuestra comunión guiada. La autoridad es garantía de esa unidad, pero la autoridad es expresión de una comunión, no una expresión de si mismo y su propia sensibilidad.

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