El proyecto que todo hijo necesita: 600 madres se encuentran en Ávila

Un encuentro creado para que madres de toda España recen por sus hijos, con frutos reales

El proyecto que todo hijo necesita: 600 madres se encuentran en Ávila

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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600 madres de todo el mundo se han reunido en Ávila para participar en el encuentro internacional de 'Mothers Prayers'. Una asociación que reúne a madres de todo el mundo para rezar por sus hijos.

Esta asociación de madres nació en 1995 cuando la inglesa Verónica Williams se puso a rezar por sus hijos en compañía de su cuñada. Desde entonces, Mothers Prayers se ha extendido por 126 países de todo el mundo, desde Cuba a la India, pasando por Canadá, África y toda Europa. Hay grupos de madres rezando en cárceles, otros de madres esquimales y también grupos de mujeres rusas ortodoxas. Durante la pasada semana se han reunido en Ávila en un encuentro internacional que ha reunido a 600 madres y 24 sacerdotes de todo el mundo.

En España son 2.000 madres las que se reúnen en grupos por toda nuestra geografía. Su coordinadora, Mavi Allende, ha explicado a Alfa y Omega que el primer fruto de esta oración es la paz, porque una madre normalmente quiere organizar y controlar la vida de sus hijos, pero lo más importante es ponerlos en manos del Señor, y eso a su vez te hace estar bien con ellos. Se trata de acompañar a los hijos en su camino, respetando su libertad y sus tiempos, y también los planes de Dios.

En qué consiste

Las reuniones de Mothers Prayers consisten en pequeños grupos de 2 a 8 madres para crear intimidad y confidencialidad, que les permita compartir problemas o cuestiones personales. El hilo de conductor es un pequeño libro de oraciones y unas cestas donde cada madre deposita en un papel el nombre de sus hijos. Se invoca al Espíritu Santo, se pide su protección para los hijos y se da gracias por el don de la maternidad. También rezan por los sacerdotes que las acompañan.

Algunos frutos de Mothers Prayers son patentes: separaciones que se logran evitar, reconciliaciones familiares, soluciones a problemas laborales, incluso curaciones físicas…, pero lo más importante es la conciencia que crece de que los hijos no son propiedad suya, que es preciso dejarlos libres. Eso produce un abandono total en manos de Dios que es profundamente liberador.

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