¿Qué esperan los jóvenes Mateo y Marta y el sacerdote Manuel de la JMJ?

La ilusión y la esperanza a menudo acompañan a los jóvenes y caracterizan su vida. Los jóvenes que asistirán a la JMJ de este año, nos cuentan la alegría que supone encontrarse con Jesús y con otros jóvenes, además de la renovación interior que marcará sus vidas al término del encuentro.

Mateo tiene 22 años y es un joven de Barcelona, vive muy entusiasmado estos últimos días previos a la JMJ, porque participará por primera vez en este acontecimiento de fe, del que espera crecer en amistad con Jesús y conocer a los demás jóvenes que caminan por la vida como él para unirse con el Resucitado. "Me fascina ver cómo gente de todo el mundo comparte lo mismo, que es nuestra fe". Además, él desea que la JMJ de este año, pueda ser una ocasión de transformar el mundo, ya que, espera que al término de esta jornada juvenil, los participantes lleven más paz para transformar sus ciudades y familias.

"Voy a dejarme sorprender"

Marta, una muchacha de Montilla, Córdoba, vive muy agradecida estos días. Ella, como Mateo, también participará por primera vez este año en una JMJ. Por su parte, pone mucha ilusión en la gratuidad de la fe, no quiere nada del Señor. "Solamente voy a dejarme sorprender por los regalos que día a día me haga el Señor".

Esta joven andaluza también dirige su pensamiento hacia los más pequeños, y tiene el corazón hacia los músicos y compositores católicos, por eso pide que recemos en favor, de la paz y de quienes nos ayudan a rezar a través de su música y sus voces.

5.000 jóvenes sevillanos

La JMJ es una experiencia enriquecedora que nutre la experiencia del discipulado y allana el camino de la vocación cristiana. Del 26 de julio al 6 de agosto, la ciudad de Lisboa acogerá a más de 300.000 jóvenes de 151 países.

Para Manuel Jiménez, sacerdote y delegado diocesano de la pastoral juvenil, quién junto a Jose Ángel Saíz Meneses, arzobispo de Sevilla, acompañará a los más de 5.000 jóvenes hispalenses, cree que la JMJ “es un acontecimiento fundamental que influye positivamente en la dimensión comunitaria de la Iglesia, es decir, el joven descubre que no está solo. En definitiva, la jornada de la juventud es una llamada que rescata y convoca a otros jóvenes, para sanar las heridas del pasado y reemprender de un modo nuevo lo que viene a continuación", matiza.