El testimonio del militar que transportaba a las víctimas mortales del COVID-19 que deja la piel de gallina
Las imágenes que muestra el militar introduciendo los ataúdes de los fallecidos han dado la vuelta al mundo
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Tommaso Chessa es un comandante del cuerpo del Ejército italiano que conducía uno de los muchos vehículos militares que transportaban alas víctimas de coronavirus hasta los crematorios, desde la localidad italiana de Bérgamo hacia otras regiones, entre lo días 18 y 19 de marzo. Las imágenes desgarradoras de esa interminable cola de vehículos dieron la vuelta al mundo. Nadie puede olvidarlo. Ni siquiera el comandante Chessa, que hace unos días decidió escribir una carta en su cuenta de Facebook explicando todas las emociones que experimentó durante estos dolorosos viajes.
Unos viajes que permanecerán en su retina durante toda su vida
Ansiedad, miedo y pánico. Durante días, aquel duro camino se convirtió en algo cotidiano. La salida tenía lugar en Bérgamo, la ciudad italiana más golpeada por la Covid-19. El destino eran los crematorios que estaban disponibles. Ahora que en Italia la fase 2 acaba de comenzar, aquellas imágenes tan recientes han quedado en el recuerdo. Pero la experiencia de aquellos días que han afectado profundamente a quienes la vivieron, en particular a los militares, encargados de conducir los camiones repletos de cadáveres.
Tommaso Chessa conducía uno de esos camiones militares que desde Bérgamo portaban los ataúdes de las víctimas del coronavirus fuera de la ciudad, destinados al crematorio de otros municipios. Una imagen que ha dado la vuelta al mundo y que nos hizo entender la agonía de la esta inmensa tragedia que ha supuesto la pandemia.
La carta de Tommaso
La carta que Tommaso ha escrito en su perfil de Facebook comienza recordando que Italia cambia de fase a la dos en su proceso de desescalada, por lo que habia terminado lo peor: “¿Qué decir? Tal vez las personas no se han dado cuenta, ¡no han tenido tiempo de percibir la realidad! Os quiero contar mi realidad, aunque soy consciente que no conseguiré que os hagáis una idea de lo que supuso todo aquello. Conducía un camión, como cada día, pero lo sorprendente era justo eso: no era lo normal”.
Tommaso relata que “solía hablar con el compañero que tenía al lado y todo parecía normal, pero cuando se hacía el silencio durante el trayecto, nos dábamos cuenta de que no éramos dos los que estábamos en el interior del camión, sino que éramos unos siete, cinco de ellos cadáveres, que afrontaban su último viaje. Sentía presión y una gran responsabilidad".
La identidad de los fallecidos
Tommaso cuenta cómo fue la llegada a los crematorios: “Casi sin darnos cuenta, llegamos al lugar donde teníamos que depositar los cadáveres. Era como como arrancar una parte de nuestro corazón. Una vez en el crematorio, tratamos de descubrir la identidad de los muertos. Solo logré encontrar la identidad del Sr. Guerra, nacido en 1938. No sé cuánto pagaría por conocer a todos los familiares de las ocho personas y poder decirle que, a pesar del contexto, no podrían haber hecho un viaje mejor”.
Tommaso concluye la “carta” explicando que, lo que más lamenta, a pesar de todo,, es que “mis amigos y mis familiares siguen sin darse cuenta de que todo esto no era una broma. Las personas mueren, y los que no lo hacen sufren. Tenemos que concienciarnos de la importancia de proteger a nuestros seres queridos que tienen la suerte de vivir en lugares más seguros que Bérgamo, pero no hay que olvidar que ningún lugar es seguro actualmente” concluye Tommaso.