Tiburcio Arnáiz: ¿Quién es el nuevo beato español?

Tiburcio era un sacerdote jesuita que entregó su vida a los necesitados en Málaga. Por ello, hoy a las 11:00, será beato.

Tiburcio Arnáiz, SJ, un "loco de Jeús" y beato de la Iglesia

Agencia SIC Pablo Valentín-Gamazo

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Hoy la lista de beatos de España crece. A las 11:00 horas se va a sumar a ella Tiburcio Arnáiz. Se trata de un sacerdote jesuita al que los malagueños “hicieron Santo en vida” por su dedicación a los pobres, los enfermos, los marginados y los presos.

La Misa con la que se le beatifica se podrá seguir en TRECE. Se estima que en torno a las 10.000 personas van a acercarse a la catedral de Málaga para participar de la celebración también a través de las pantallas que se van a instalar. La Eucaristía la preside el prefecto para la Congregación para la Causa de los Santos, Angelo Becciu.

Otro de los nombres con los que se le recuerda es el de “el apóstol de los más necesitados”. Entre sus labores, destaca su acompañamiento a los presos, la visita a los enfermos o sus cuidados a los niños en la Casa del Niño Jesús. Además de la caridad, Tiburcio trabajó para mejorar la formación de los más necesitados en los corralones de Málaga. Allí enseñó a leer, escribir o hacer cuentas.

Uno de los detalles por los que se le recuerda es que, a la hora de dormir, si lo hacía, se tumbaba en una esterilla o cabeceaba sentado en una silla. Cuando llegó a Málaga en 1912, hizo un pacto con el Corazón de Jesús: si le concedía diez años de vida, él se “mataría” por su gloria. Así lo hizo. Su labor educativa la puso en manos de una mujer, en el inicio de la Obra de las Misioneras de las Doctrinarias Rurales, consagradas seglares que siguen los pasos del padre Arnáiz hoy. En su funeral, San Manuel González dijo de él que “era un persuadido, un enamorado, un loco de Jesús”.

El proceso de beatificación de Tiburcio Arnáiz arrancó dos semanas después de su muerte. Se vio interrumpido por la Guerra Civil y no se reabrió hasta los años 90. En 1994 se produjo el milagro por el que se le hace beato. Un hombre, llamdo Manuel Antonio Lucena sufrió un infarto, que le dejó 10 minutos sin oxígeno. Los médicos que lo atendieron detectaron que sufría un fuerte daño cerebral que le iba a dejar secuelas. Entonces, su hermana promovió una red de oración en su familia pidiendo la intercesión del Padre Arnáiz. Finalmente, Manuel abandonó la UCI sin rastro de las secuelas y con las caras de perplejidad de los médicos.

Temas relacionados

nuestros programas

ECCLESIA ALVARO SAEZ

Ecclesia

Con Álvaro Sáez

Domingos a las 13:00h