'Votamos', el cortometraje sobre la salud mental dirigido por Santiago Requejo: "Hay que eliminar el estigma"

La CONFER ha galardonado al director del cortometraje sobre la salud mental, que está nominado a los Premios Goya de este 2022

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Sara de la Torre

Publicado el - Actualizado

6 min lectura

Si te enteraras de que una persona con enfermedad mental va a ser tu vecino y pudieras evitarlo, ¿qué harías? Esa fue la pregunta que inspiró el cortometraje Votamos, dirigido por «nuestro personaje del mes» Santiago Requejo, nominado a los Premios Goya y que este 1 de febrero ha sido galardaonado con el Premio Carisma de la Salud que otrorga CONFER.

Detrás del guion se esconde una historia real: La de un paciente al que un propietario le negó el alquiler de un piso por presiones de los vecinos. Requejo conoció su testimonio de mano de un grupo de profesionales de salud mental.

«Es una historia que me tocó de forma muy profunda, me hizo preguntarme qué haría en esa situación, si fuera un vecino más, y llegué a la autorrevelación de que yo hubiese hecho lo mismo», admite el director. El cortometraje, producido por 02:59 Films, es un proyecto que «invita a conversar, a debatir, a explicar». Una forma de poner sobre la mesa el tabú que rodea a los problemas de salud mental, los cuales se han disparado a raíz de la pandemia, tanto en España como en el resto del mundo.

—Es necesario eliminar los tabúes respecto a la salud mental y este corto invita a replantearnos nuestra actitud frente a ello.

—Creo que es fundamental tener conocimiento de las cosas para luego poder tomar las decisiones correctas. La falta de información nos lleva a ideas preconcebidas que pueden hacer mucho daño. En el caso de la «salud mental» es un ejemplo de ello. Lamentablemente la mayoría de la gente, al menos con la que yo he hablado, tenemos o teníamos una noción del enfermo o enferma mental como alguien incapacitado para hacer un vida normal en sociedad. Pensamos en enfermos mentales y rápidamente se nos vienen a la cabeza personas en manicomios que tienen que estar encerrados o atados a sus camas. Y la mayoría de los enfermos mentales pueden hacer un vida normal con un tratamiento médico adecuado.

Es fundamental eliminar el estigma que sufren todas estas personas y así mismo también eliminar el autoestigma. Es decir, poder decir con libertad, sin miedo a lo que puedan pensar los demás, que no estás bien mentalmente o que estás acudiendo a un psicólogo o a un psiquiatra. No tenemos ningún inconveniente en decir que vamos al dentista, o al fisioterapeuta o al traumatólogo, pero cuando hablamos de salud mental nos da pavor decir la verdad. Y al fin y al cabo, la mente no deja de ser una parte de nuestro cuerpo que puede necesitar en cualquier momento la ayuda de un médico.

Además, en cualquier momento cualquiera de nosotros podemos pasar por un problema de salud mental.

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—¿Cuándo decides abordar en un cortometraje el tema de la salud mental y qué es lo que te hace lanzarte a ello?

—Hace aproximadamente un año, hablando con profesionales expertos en salud mental de la institución Hermanas Hospitalarias, me comentaron el problema que tenían algunos pacientes con problemas de salud mental al intentar acceder a la vivienda. En concreto, me hablaron de un caso en el que un paciente con problemas de salud mental en tratamiento no había podido alquilar un piso debido a la presión que ejercieron los vecinos sobre el propietario para que no le alquilara la vivienda. Cuando conocí esta historia me quedé completamente en shock, no me podía creer que esto pudiera pasar en una sociedad tan avanzada como la nuestra y en pleno siglo XXI.

Camino a casa empecé a reflexionar sobre qué hubiera hecho yo si fuera uno de esos vecinos y llegué a la autorrevelación de que hubiera actuado exactamente igual de cómo lo habían hecho los vecinos. Es decir, hubiera presionado al propietario para que no le alquilara el piso. En ese momento me sentí bastante mal, hasta ese momento me consideraba una persona abierta y tolerante con cualquiera, independientemente de su credo, raza, ideología… Pero estaba claro que no lo era con las personas que sufren problemas de salud mental.

Ese fue el detonante para intentar conocer más de cerca esta realidad, y como pasa en la vida, a medida que vas conociendo, las ideas preconcebidas se van cayendo. Pensé que este proceso por el que había pasado sería interesante plasmarlo en un cortometraje que pudiera interpelar al espectador, al igual que me interpeló a mí; y fruto de eso nace Votamos.

—¿Hace falta contenido «más humano» en el cine español?

—Creo que todas las películas que se hacen en el cine español, o al menos la mayor parte, hablan de seres humanos y de sus problemas con ellos mismos o con el entorno. Por ello, no creo tanto que se necesite un contenido más humano en ese sentido. Sí, quizás, en el sentido de abordar determinados temas que son a día de hoy tabú, como por ejemplo la salud mental.

—Tú ya conseguiste «emocionarnos» con el largo Abuelos, un drama en clave de humor que refleja una realidad que sufren miles de españoles mayores de 50 años. En medio de toda esta cultura del descarte, ¿crees que si «jóvenes y séniors» trabajamos juntos obtendríamos resultados mucho más enriquecedores?

—Creo que los esfuerzos, cuando se suman, se multiplican. La juventud nunca va a tener la experiencia de personas que llevan 20 o 30 años trabajando, y los séniors, es muy difícil que tengan la vitalidad que caracteriza a la juventud.

Lo interesante y lo inteligente, a mi modo de ver, sería que las facultades y aptitudes de unos y otros se valoraran en la empresa para obtener mejores resultados. No deja de resultarme paradójico cómo hay empresas que no contratan a jóvenes por falta de experiencia y al mismo tiempo están despidiendo a trabajadores de su plantilla con años de sobrada experiencia. Lo inteligente sería, como digo, saber combinar los talentos independientemente de la edad de quien los tenga.

—En ambos temas, tanto el abismo generacional como la salud mental, presentas una propuesta positiva, ilusionante.

—Me gusta hacer un cine que sea crítico pero al mismo tiempo que transmita esperanza. Creo que hay cosas que se pueden mejorar y el cine es una herramienta muy poderosa para ponerlas sobre la mesa y abrir un debate. Pero sí, me gusta trasladar una visión de que, a pesar de la situación, las cosas pueden ir a mejor. Me gusta transmitir esperanza.

—Eres amante del cine desde que tienes uso de razón… ¿qué sentiste al estar nominado a un Goya?

—No sé si eres futbolera o no, pero la sensación fue muy parecida al gol de Iniesta en la final del Mundial de Sudáfrica. Es muy difícil conseguir la nominación a un Goya por un trabajo. Recibir ese reconocimiento me llenó de alegría y entusiasmo, hay muchas personas detrás del cortometraje Votamos que se han entregado en cuerpo y alma a este proyecto, y la nominación supuso un reconocimiento a muchas horas de trabajo. Fue un momento muy bonito y me sentí muy feliz por toda la familia que hicimos este corto.