Carta desde Buenafuente del Sistal para el Adviento 2016

Carta desde Buenafuente del Sistal para el Adviento 2016

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Carta desde Buenafuente del Sistal para el Adviento 2016: Tiempo de esperanza

Guardo en mi memoria las palabras del profesor Miguel García Baró quien, desde la observación del ambiente cultural individualista y subjetivista, en el que no cabe la trascendencia, y todo termina con la muerte del sujeto, calificaba el momento actual como abocado al nihilismo. El mismo profesor, sin embargo, aseguraba que los cristianos somos profetas de la esperanza absoluta por nuestra fe en la Redención y en el perdón.

La Iglesia nos invita a un tiempo nuevo, un tiempo que se inaugura con la celebración del Adviento, en razón del cumplimiento de las promesas que desde antiguo nos anunciaban la venida de un Salvador.

¡Qué privilegio supone el don de la fe! Regalo que nos permite abrirnos a la esperanza porque no estamos en este mundo por casualidad, sino por un designio de amor, y una vocación a la felicidad.

Quizá puedes pensar que mi discurso es contracultural, ajeno a la realidad cruda de la violencia, la guerra, la deportación, el exilio, la pobreza? Sin soslayar el drama humano, estas realidades no son sin embargo la última palabra. Hay un mensaje alentador porque aguardamos la visita de Dios, que desea compartir con nosotros nuestra realidad histórica pobre y dolorosa para trascenderla y convertirla en adelanto de lo que no acaba, un mundo de paz, de armonía, de amor.

Te invito a acoger dentro de ti motivos de esperanza:

Observa la creación, la belleza de las cosas, la delicadeza de las personas, la sensibilidad de los artistas, la generosidad de los más pobres.

Ábrete, sal de tu posible encerramiento, y mira la conducta de los mejores. No absolutices la maldad, por más que se nos quiera imponer.

Mira a tantos que permanecen fieles, humildes, discretos, sin ser derrumbados por las pruebas.

Mira a tantos que deciden poner sus manos en el bien hacer y se convierten en solidarios de los que sufren, en samaritanos.

Mira a los que siguen creyendo que es mejor perdonar que vengarse; mejor amar que odiar; mejor esperar que desesperanzarse; mejor dar que recibir; mejor servir que mandar.

Mira a tantos que han decidido dejarlo todo para testimoniar su fe en la vida que no acaba, y permanecen en los desiertos de la oración por todos.

Mira dentro de ti, percibe los sentimientos más nobles que te vienen al corazón, prueba de que eres habitado por la gracia de quien desea hacerse uno de nosotros, Jesucristo.