V Centenario Santa Teresa de Jesús: Maestra de oración, por Ángel Moreno de Buenafuente
Madrid - Publicado el - Actualizado
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V Centenario Santa Teresa de Jesús: Maestra de oración, por Ángel Moreno de Buenafuente
A Santa Teresa de Jesús se le llama de muchas maneras: "castellana", "andariega", "fundadora", "doctora mística"? Para muchos es maestra de oración porque escribió un itinerario que nos hace posible relacionarnos con Dios.
Si el papa Francisco nos la ha presentado en "Camino de alegría", la misma santa nos hablará del "Camino de oración", que también recoge el Papa en su carta al obispo de Ávila con motivo del V centenario.
Camino de oración. Oración vocal
Santa Teresa nos enseña diversas formas de orar. Ella alude, a lo largo de las Moradas, a la oración vocal, mental, de recogimiento, de quietud, de unión, hasta llegar al matrimonio espiritual.
Para ella no es de menor valor la oración que se recita con los labios, que la que se practica con la mente; "que como sea oración ha de ser con consideración" (Moradas I, 1, 7). "Con oración vocal ganará" (Moradas IV, 3, 13).
"Yo conozco una persona bien vieja, de harto buena vida, penitente y muy sierva de Dios, y gasta hartas horas, hartos años ha, en oración vocal, y en mental no hay remedio; cuando más puede, poco a poco en las oraciones vocales se va deteniendo" (Camino de perfección 17, 3).
"Pues si contemplar y tener oración mental y vocal y curar enfermos y servir en las cosas de casa y trabajar -sea en lo más bajo-, todo es servir al Huésped que se viene con nosotras a estar y a comer y recrear, ¿qué más se nos da en lo uno que en lo otro? (Camino de perfección 17, 6).
El secreto de toda oración es el amor y la relación que se mantiene con quien sabemos que nos ama, bien sea en una estancia silenciosa, bien en la recitación de las Horas.
"Mas yo os digo, cierto, que no sé cómo lo aparte, si ha de ser bien rezado lo vocal y entendiendo con quién hablamos. Y aun es obligación que procuremos rezar con advertencia. Y aun plega a Dios que con estos remedios vaya bien rezado el Paternóster y no acabemos en otra cosa impertinente. Yo lo he probado algunas veces, y el mejor remedio que hallo es procurar tener el pensamiento en quien enderezó las palabras" (Camino de perfección 24, 6).