Miles de cordobeses acompañaron ayer al Custodio San Rafael, que volvió a recorrer las calles de la ciudad después de 67 años
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En torno a las siete de la tarde, las puertas de la iglesia del Juramento se abrieron para comenzar una jornada muy esperada por todos los cordobeses: la salida procesional de San Rafael. Una imagen que desde 1945 no había procesionado por las calles de Córdoba. La expectación era máxima. Desde las 17:30 horas, en la plaza del templo no cabía ni un alma, y en las calles próximas miles de personas llenaban las breves aceras esperando ver al Custodio de la ciudad.
Poco a poco, la imagen del Arcángel salió del templo con gran dificultad por las medidas de la puerta principal. Aunque para los costaleros fue una difícil tarea, San Rafael salió a la calle entre aplausos y ¡vivas! de todos los fieles que aguardaban en la plaza. Comenzaba así su recorrido que lo llevaría hasta la Catedral.
Altares en su honor
Escoltado por miles de fieles, las autoridades civiles, el Alcalde de la ciudad y al son de las agrupaciones musicales Ntra. Sra. de la Esperanza y la Salud, se adentró en el barrio de San Lorenzo, iglesia de San Andrés y Basílica de San Pedro, quiénes habían preparado varios altares en su honor. En San Pedro, además, se produjo uno de los momentos más emotivos cuando el Arcángel se adentró en el templo y permaneció frente a las reliquias de los Santos Mártires. Allí, Antonio Varo, miembro de la Hermandad de la Misericordia, leyó una salutación ante la imagen de San Rafael y la escolanía de la Obra Pía Stma. Trinidad deleitó a los presentes con sus cantos. Mientras tanto, muchos de los fieles que abarrotaban las naves del templo no podían evitar las lágrimas al ver 67 años después al Custodio procesionando.
Tras esta parada, el cortejo marchó en dirección a la Catedral, donde hizo su entrada pasadas 00:15 horas. La imagen ya preside el Altar, así como un triduo en su honor ?que está teniendo lugar a las 19:30-, y allí permanecerá hasta el próximo miércoles, que el Sr. Obispo presida la Eucaristía con motivo de su festividad.