Notas de la alocución del Papa Francisco a los Misioneros de la Misericordia, 9 de febero, 2016

Notas de la alocución del Papa Francisco a los Misioneros de la Misericordia, 9 de febero, 2016

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Notas de la alocución del Papa Francisco a los Misioneros de la Misericordia, 9 de febero, 2016

Imagen de Cristo y de la Iglesia

Los misioneros son la presencia materna de la Iglesia, si faltara esta percepción sería un daño grave. Sois expresión viva de la Iglesia, a través de ella se insertan en Cristo. En el confesionario es Cristo quien acoge, perdona y da la paz. Somos sus ministros. El misionero es canal de la misericordia de Dios para cualquiera que hace entender su pecado.

Para mí (el Papa) es una fuente de gozo recordar la confesión que hice el 21 de septiembre de 1973. No sé lo que me dijo el cura, no lo recuerdo, pero cambió mi vida. Me recibió como un padre.

El deseo

Hay que saber mirar el deseo de perdón, que expresa el penitente cuando se acerca a confesar. Deseo que está en el corazón del penitente, nostalgia de Dios. Este deseo es inicio de conversión. Se refuerza cuando se decide cambiar de vida, y se abandona a la misericordia de Dios. Demos gran espacio a este deseo, que lleva a la conversión del corazón.

Comprended el lenguaje de las palabras y de los gestos. Si el penitente viene a ti es porque quiere mostrarte algo. Tú le dices: "Está bien". Si viene a ti es porque está arrepentido. El Señor le comprende todo. Mostrar el gesto de brazo abiertos.

La vergüenza

No es fácil ponerse delante de otro, se siente vergüenza por lo hecho y por decirlo. Exige respeto y ánimo. La vergüenza te hace quedarte mudo. El pecado de Adán le produce vergüenza, se esconde de Dios, se sienten desnudos. En la historia de Noé, hombre justo, y sin embargo se emborracha, y queda desnudo. Sus hijos lo cubren con una manta, para que recupere la dignidad de padre.

He hablado con un cardenal sabio, y me dijo, cuando una persona quiere soltar algo, y ve que tiene vergüenza, el confesor le dice: "Lo he entendido", ¡Adelante!

Os acompaña la Virgen, y mi bendición. No os olvidéis de rezar por mí.

Ángel Moreno de Buenafuente