La historia de Pablo, que con dos años, vive en Lisboa su primera JMJ: "Queremos que viva el regalo de la fe"

Esta familia viene de Valencia a encontrarse con miles de jóvenes con los que compartir el testimonio de la fe: "Es una experiencia única, la de sentirse hijos de Dios"

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Sara de la Torre

Publicado el - Actualizado

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Con solo dos años, Pablo va a vivir su primera JMJ. Viene con sus padres desde Valencia y ambos reconocen que han preparado el corazón para encontrarse con el Papa Francisco "con mucha paciencia". Y sonríen mientras Pablo juega con el micrófono de COPE a la vez que sus padres nos explican la importancia de transmitir la fe "desde pequeños".

Esta familia, que peregrina desde la localidad de Canals con el movimiento Juniors, viven esta experiencia de froma intensa, "pero conscientes de ser hijos de Dios y formar parte de la Iglesia universal". Y pese a que las comodidades con un niño tan pequeño no están siendo fáciles, —comida, horas de sueño, organización logística— reconocen que en esta primera parte de la semana, Pablo ha pasado "la mayor parte del viaje durmiendo".

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Sus padres, expertos en encuentros de la Juventud, han visitado Madrid y Cracovia pero para este viaje, la preparación ha sido especial: "Hemos venido a la aventuda, predispuestos a escuchar lo que nos diga el Papa Fransico y esparcir la semilla del Evangelio en todo el mundo". Una manera de testimoniar la vocación del matrimonio que el Papa ha pedido en no pocas ocasiones: “El matrimonio, al igual que el sacerdocio, tiene una finalidad directa de construcción y dilatación del Pueblo de Dios y confiere a los cónyuges una misión particular en la edificación de la Iglesia”. Para el Papa, la familia es "Iglesia doméstica", es decir, ese lugar donde la presencia sacramental de Cristo actúa entre los esposos y entre los padres y los hijos y la corresponsabilidad en la misión llama, a los cónyuges y a los ministros ordenados, especialmente a los obispos, “a cooperar con fecundidad en el cuidado y la custodia de las Iglesias domésticas”. Dicho esto, el Papa Francisco pide a los pastores llamar a los matrimonios “que muchas veces están ahí, están listos, pero no son llamados”. “Si los llamamos – dice el Papa – a trabajar con nosotros, si les damos espacio, pueden brindar su aporte a la construcción del tejido eclesial”.

El matrimonio tiene una misión en la edificación de la Iglesia

Por eso, explica Pablo, a través de la naturalidad, "demostramos que no somos bichos raros y vivir plenamente nuestra fe desde la particularidad del matrimonio es lo que hace que transmitamos el verdadero mensaje del Evangelio": Y es que el mismo Francisco asegura que "muchas familias no son conscientes del gran don que han recibido en el Sacramento, signo eficaz de la presencia de Cristo que acompaña cada momento de su vida. Cuando una familia descubre plenamente este don, siente el deseo de compartirlo con otras familias, porque la alegría del encuentro con el Señor tiende a difundirse y genera otra comunión; es naturalmente misionera”.

En definitiva, para este pequeñpo de dos años, esta experiencia pretende ser, un auténtico regalo: "De la misma forma que nos acompaña a la celebración de la Eucaristía, queremos que reciba desde pequeño el gran tesoro que es la fe, para que él pueda trabajarala de adulto". Y es que hoy más que nunca “la familia es un signo de los tiempos” y la Iglesia está invitada “a escuchar activamente a las familias” y al mismo tiempo “a involucrarlas como sujetos de la pastoral”. Para llevar el amor de Dios a las familias y a los jóvenes necesitamos la ayuda de las propias familias, de su experiencia concreta de vida y de comunión. Francisco asegura que “necesitamos cónyuges junto a los pastores, para caminar con otras familias, para ayudar a los más débiles, para anunciar que, también en las dificultades, Cristo se hace presente en el sacramento del matrimonio para dar ternura, paciencia y esperanza a todos, en cualquier situación de la vida”.