El Papa pide a los jóvenes "no tener miedo" y "caminar con esperanza": "La alegría es misionera"

La Vigilia de la JMJ es quizás el momento más esperado por los jóvenes peregrinos que participan en estos ventos y así ha sido también en Lisboa. Cientos de miles de peregrinos avanzaban desde primera hora de la tarde hacia el Parque do Tejo, la gigantesca explanada de las afueras de la ciudad que ha sido este sábado escenario de la vigilia previa a la última Misa del Papa en la JMJ.

Como ha pasado en estos últimos días, Francisco ha empezado la tarde desde su papamóvi, que ha tenido en algunos momentos que acelerar debido a la cantidad de personas que se acercaban. Según las autoridades locales, medio millón de personas estaban esta noche en el Campo de Gracia que pasarán la noche allí rezando.

"¡Gracias por haber viajado, por haber caminado y por estar aquí!"

En su discurso ante medio millón de jóvenes, Francisco ha empezado agradeciéndole su viaje hasta Lisboa: “¡Gracias por haber viajado, por haber caminado y por estar aquí!”. El Papa ha destacado durante todo su discurso la figura de la Virgen María que además es la protagonista del lema de esta JMJ, “Partió y fue sin demora (Lc 1,39)”: “María realiza un gesto no pedido y no obligatorio simplemente porque ama, y “el que ama, vuela, corre y se alegra” […] María no espera, toma la iniciativa; va a ayudar a su prima, y sobre todo se apresura a llevarle lo más valioso: la alegría. Es misionera la alegría y por eso tiene prisa”.

“En vez de pensar en ella, piensa en la otra. ¿Por qué? La alegría es misionera, no es para uno, es para llevar algo, y yo le pregunto a ustedes que han venido a encontrar el mensaje de Cristo, un sentido lindo a la vida, esto, ¿se lo van a quedar para ustedes o lo van a llevar a los otros?”, ha dicho Francisco en su discurso improvisado.

El discurso improvisado del Papa Francisco

“Si miramos hacia atrás, todos tenemos personas que han sido rayos de luz: padres y abuelos, amigos, sacerdotes, religiosas, catequistas, animadores, maestros. Ellos son como las raíces de nuestra alegría”, ha dicho el Papa.

Francisco ha continuado su discurso improvisado: “Esa alegría que vino por esas raíces es la que nosotros tenemos que dar, porque nosotros tenemos raíces de alegría y podemos ser para los demás raíces de alegría. No se trata de dar una alegría pasajera, sino una alegría que cree raíces […] la alegría no está en las bibliotecas, no está guardada bajo llave, hay que buscarla, hay que descubrirla en nuestro diálogo con los demás donde tenemos que dar esas raíces de alegría que nosotros hemos recibido. Y eso a veces cansa”.

“Los alpinos que les gusta subir montañas tienen un canto muy lindo que dice que “en el arte de ascender la montaña lo que importa no es no caer, sino no permanecer caído”. El que permanece caído se jubiló de la vida, cerró la esperanza, clausuró la ilusión, y allí queda. Cuando vemos alguno, amigos nuestros que están caídos, hay que levantarlos”, ha subrayado Francisco.

"Solo hay una cosa gratis, el amor de Jesús"

El Papa ha sido claro: “El único momento que es licito mirar a una persona de arriba a abajo es para ayudar a levantarse”.

“No hay ningún curso para enseñarnos en caminar en la vida, eso se aprende de los padres, de los abuelos, de los amigos. En la vida se aprende y eso es entrenamiento en el camino. Yo les dejo con esta idea, caminar y si uno se cae levantarse, caminar con una meta, entrenarse todos los días en la vida. En la vida nada es gratis, todo se paga. Solo hay una cosa gratis, el amor de Jesús”, ha afirmado Francisco improvisando su discurso.

“Con esto gratis que tenemos y con las ganas de caminar, caminemos en esperanza, miremos nuestra raíces y vayamos adelante. ¡Sin miedo, no tengan miedo!”, ha finalizado Francisco su discurso.