El cardenal Krajewski en Jersón, Ucrania: “La gente no tiene nada pero es extremadamente valiente”

Se trata del sexto viaje que realiza a Ucrania el limosnero del Papa Francisco para llevar ayuda

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Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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"Estas personas no tienen ni siquiera donde dormir porque el agua lo ha destruido todo”, con estas palabras se ha expresado el

, limosnero del Papa enviado por sexta vez a Ucrania para llevar ayuda. En esta ocasión ha pasado dos días entre Jersón y Vínnitsa, desplazándose en particular a las zonas inundadas tras la destrucción de la presa de Nueva Karjova.

Seguir adelante

El cardenal ha indicado en una entrevista a Vatican News que “la amenaza aún está presente, no nos hemos acostumbrado estos días, pero ellos conviven con ella, están bastante tranquilos, casi se podría decir que no reaccionan a las sirenas, simplemente viven y nosotros intentamos seguir adelante junto a ellos”.

Los dones del Papa

Como en cada etapa de sus viajes, el cardenal Krajewski distribuyó rosarios del Papa a todos los que encontraba. La gente los besaba y se los ponía en el cuello. "Pasamos un rato juntos y a última hora de la tarde, ya con la oscuridad, regresamos a Jersón, donde de nuevo hubo un bombardeo constante durante la noche”. Después, el cardenal celebró la misa matutina en Bashtanka, en una iglesia destruida por los ataques rusos y, en nombre del Papa, entregó al párroco fondos para la reconstrucción del edificio.

Mientras tanto, los ataques no cesan. En los pueblos de las zonas inundadas que visitó el purpurado reina una "total inseguridad", afirma que "allí nadie sabe ni el día ni la hora porque los rusos disparan desde la otra orilla del Dnipro". El cardenal relata también lo peligroso que es desplazarse en una columna de tres coches, que pueden ser fácilmente blanco de los disparos. "Para no poner en peligro a la población local y no atraer el fuego sobre ellos, nos movimos rápidamente y no permanecimos mucho tiempo en ningún lugar", explica.

La historia del alcalde

“Aquí están acostumbrados al peligro porque llevan muchos meses viviendo así... Nos contaron cómo han sobrevivido en este periodo. El alcalde del pueblo al que llegamos me dijo que cuando se enteró de la guerra partió inmediatamente como voluntario. Luchó cerca de Kiev, donde fue herido, perdió un ojo y también fue herido a la cadera. Desde el hospital se lo llevaron a su pueblo". Para entonces, los rusos ya habían llegado, y él se escondió entre los cañaverales y el bosque durante ocho meses para evitar que lo encontraran: "Cuando los rusos se fueron, se presentó a toda la gente del lugar, que inmediatamente lo eligió jefe de la aldea. Fue él quien se puso en contacto con los dominicos que estaban llevando ayuda a Jersón. Me dijo que estaban muy necesitados y me aseguró que toda la ayuda se distribuiría equitativamente, porque, como él mismo dijo: 'Estoy vivo sólo porque el Señor me ha dado su ayuda'. Una historia increíble la de este hombre”.

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