Claves de lectura del nombramiento del nuevo nuncio en Jordania

El arzobispo italiano Dal Toso, expresidente de Obras Misionales Pontificias, se convierte en el primer representante papal con residencia permanente en Amman

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José Ignacio Rivarés

Publicado el - Actualizado

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El pasado 21 de enero la Santa Sede anunció el nombramiento del arzobispo italiano Giovanni Pietro Dal Toso como nuevo nuncio en Jordania. Más allá de la persona elegida para el puesto, la designación tiene especial relieve informativo porque, como se especifica en la nota de prensa, el representante apostólico tendrá ahora «residencia en Amman», siendo el primero que viva de manera permanente allí.

La Santa Sede tiene nunciatura en Jordania desde 1994, pero hasta ahora el nuncio en este país ejercía también ese mismo puesto en Irak, estando siempre a caballo entre las dos naciones. Este es el caso, por ejemplo, de su predecesor, el español Alberto Ortega Martín, que ejerció esta doble representación hasta su traslado a Chile en 2019.

En ese año de 2019, sin embargo, la Santa Sede nombró ya a un representante pontificio exclusivo para Irak — el elegido fue el esloveno Mitja Leskovar — y ahora hace lo mismo con Jordania, un país de especial importancia en la región.

Parte de la Tierra Santa

Jordania es, en efecto, un actor clave en Oriente Medio. País abrumadoramente musulmán (97%), su rey, Abdalá II, es sinónimo de estabilidad, y un interlocutor imprescindible tanto en el terreno político como religioso. «Protector» de los Santos Lugares, el monarca hachemita ha resultado providencial en los últimos años acogiendo a cientos de miles de refugiados que huían de las guerras de Irak y Siria, muchos de ellos cristianos.

El Papa Francisco se entrevistó con él en el Vaticano —por quinta vez desde 2013— el pasado mes de noviembre. La conversación esta vez giró fundamentalmente sobre la situación de Jerusalén y los Santos Lugares, de especial preocupación para ambas partes. En su discurso al Cuerpo Diplomático del pasado 9 de enero, el Santo Padre reconoció esa «preocupación» y se refirió a Jerusalén como «la Ciudad de la Paz». Pidió expresamente que «el acceso y la libertad de culto en los Santos Lugares continúe siendo garantizado y respetado según el statu quo» vigente, e instó a los israelíes —que son los que amenazan dicho statu quo— y a los palestinos que encuentren «el valor y la determinación para dialogar directamente a fin de implementar la solución de los dos Estados».

Jordania forma parte de Tierra Santa. Entre otros escenarios vinculados a las Sagradas Escrituras, en su territorio se halla el Monte Nebo, desde el que Moisés divisó la Tierra Prometida, y el lugar del bautismo de Jesús, tal y como acaba de recordar tras su última visita a la zona la Coordinadora de Obispos de Tierra Santa. El gobierno jordano ha anunciado recientemente un ambicioso proyecto que contempla la inversión de más de cien millones de euros en ese lugar exacto del Jordán para atraer a más de un millón de turistas y peregrinos hasta 2030.

Nuncios en otros países árabes

Pero el nombramiento del arzobispo Dal Toso hay que leerlo también en esa otra clave del pontificado de Francisco, que es la de un continuo y permanente acercamiento al mundo musulmán, traducido en la Declaración conjunta sobre la Fraternidad Humana suscrita en 2019 en Abu Dhabi con Al Tayyeb, el embrión de la encíclica Fratelli tutti, del 3 de octubre de 2020.

De las 35 salidas internacionales del Santo Padre, más de una decena han sido a países islámicos: desde la propia visita a Jordania en el marco de su peregrinación a Tierra Santa de 2014 —el primer viaje internacional tras el obligado a Río de Janeiro para asistir a la JMJ— hasta la efectuada el pasado mes de noviembre a Bahréin, la última hasta la fecha. Entre una y otra, el Papa ha pasado por Albania, Marruecos, Emiratos Árabes Unidos, Bosnia y Herzegovina, Turquía, Egipto, Azerbaiyán, Bangladesh, países todos ellos donde las comunidades cristianas profesan son minoritarias.

Ese acercamiento y mejora de relaciones se ha ido traduciendo también en la designación de representantes diplomáticos. Así, por ejemplo, el pasado 3 de enero la Santa Sede nombró a su primer nuncio en los Emiratos Árabes (el libanés Christophe Zakhia El-Kassis), y el pasado mes de noviembre acordó el establecimiento de relaciones diplomáticas con el sultanato de Omán, situado también en la Península Arábiga. El Papa cuenta asimismo en la actualidad con representantes en la atribulada Siria (el italiano Mario Zenari, al que confirió además la dignidad cardenalicia), Irán (el polaco Andrzej Joswowicz) y Kuwait (el irlandés Eugene Nugent), este último delegado también en Cátar y Bahréin. Arabia Saudí es el único país de la zona que no mantiene relaciones diplomáticas con el Vaticano.

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El arzobispo Dal Toso no ha pasado por la Pontificia Academia Eclesiástica, por lo que no es diplomático de carrera. Según el diario Avvenire, publicación de la Conferencia Episcopal Italiana, es uno de los seis nuncios en ejercicio en esta situación. El Papa Francisco ha nombrado este 25 de enero nuevo presidente de la Pontificia Academia Eclesiástica al arzobispo Salvatore Pennacchio. Nuncio apostólico en Polonia hasta ahora, sustituye al estadounidense Joseph Marino, de 70 años, que ha pedido ser relevado.

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