Derechos Humanos denuncian la represión y los abusos que sufren los cristianos en Turquía
Los cristianos en Turquía no superan el 0.2% de la población, aproximadamente 160 mil habitantes de un total de más de 75 millones
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Los grupos observadores de derechos humanos International Christian Concern y Middle East Concern alertaron que los cristianos en Turquía sufren actualmente represión, persecución y abusos por parte de las autoridades del país, cuya población es mayoritariamente musulmana. Así lo indicaron en un informe publicado el 7 de diciembre titulado “Turquía: Desafíos que enfrentan los cristianos. 2016 – 2020”, en el que denuncian que sus derechos son usados como medio para la negociación o “moneda de cambio” en la política internacional.
Los cristianos en Turquía no superan el 0.2% de la población, aproximadamente 160 mil habitantes de un total de más de 75 millones. En el país el 90% son musulmanes y, según explica el informe, los cristianos y su historia son marginados y acosados. “A menos que este marco se reforme, los abusos contra la libertad religiosa se perpetuarán sin importar el liderazgo político”, advierte el documento.
“Estos problemas se han hecho cada vez más visibles desde el intento de golpe de 2016 contra el presidente Tayyip Erdoğan, quien respondió acelerando la implementación de la agenda nacionalista islámica, que apela a las secciones religiosa y turca nacionalista de la sociedad, pero aislando cada vez más a las voces democráticas y moderadas”, indica el informe.
El documento identifica varias áreas en las que los cristianos sufren represión o abusos en su libertad religiosa, como la negación de su lugar en la historia de Turquía, la intimidación ante actos de expresión cultural o étnica, y el abuso de poder por parte de las autoridades políticas que los usan como “moneda de cambio”.
Un ejemplo de esto es lo que ocurre con el Seminario Halki de la Iglesia Ortodoxa en Estambul, fundado en el siglo XIX y cerrado en 1971 debido a una ley que prohíbe los centros religiosos privados de educación. Durante los últimos diez años Erdoğan ha dicho que permitirá su reapertura una vez que se hagan algunas concesiones a los turcos en Thrace, Grecia. Sin embargo, en todo este tiempo en Grecia se han abierto múltiples mezquitas beneficiando a los turcos, y el seminario aún no reabre.
Otro ejemplo ocurrió este año, cuando la famosa la exbasílica o Hagia Sofía, que la UNESCO reconocía como un museo y símbolo de la coexistencia pacífica interreligiosa, fue reconvertida por Erdoğan en mezquita en el mes de julio, ignorando diversas recomendaciones de grupos cristianos y de la comunidad internacional.
El informe señala que en el sistema educativo de Turquía se enseña a los alumnos que si algo se percibe como no islámico entonces debe considerarse como contrario al país y una amenaza. Entonces, las agresiones contra estas supuestas “amenazas” no se castigan y en algunos casos son incluso celebradas.
El documento también presenta el relato de la agresión sufrida por la hija de un pastor en el sur del país: “Mi hija estaba en una clase de estudios sociales y el instructor enseñaba que lo que las cruzadas no lograron lo estaban tratando de hacer los misioneros. ‘Están tratando de obtener nuestra tierra’, dijo ella. Entonces, tres alumnos la golpearon hasta dejarla inconsciente y necesitó ser llevada al hospital. Durante el siguiente año y medio sufrió desmayos”.
El informe presenta también el caso de una iglesia protestante que servía como refugio de cristianos provenientes de Irak y Siria que fue allanada y cerrada por la policía turca, alegando que no tenía un permiso adecuado, pese a que el líder cristiano a cargo intentó pedirlo en reiteradas ocasiones y se le decía que no había un marco legal para hacerlo.
Otra forma de represión se da con quienes realizan iniciativas para preservar la historia de los cristianos como el Genocidio Armenio. Estas personas son acusadas, encarceladas y silenciadas alegando delitos contra el gobierno. Entre 1915 y 1923, el Imperio Turco Otomano mató a aproximadamente 1.5 millones de armenios en el este de Anatolia de manera sistemática, con informes de desplazamiento forzado, tortura, asesinatos en masa y fosas comunes en la región.
El gobierno turco también ataca de modo particular a los cristianos protestantes, según explica el informe, y los pastores son considerados una amenaza. Estos afrontan la expulsión o se ven obligados a solicitar su permiso de ingreso al país ante los tribunales, algo que en la práctica no llegan a obtener. El informe también se refiere a las agresiones de los soldados turcos y “mercenarios empleados por Turquía” contra “minorías religiosas” en Irak, Siria, Medio Oriente y el norte de África.
En octubre, líderes cristianos pidieron a la Administración Trump que sancione a Turquía en respuesta a sus ataques en el conflicto de Azerbaiyán (mayoritariamente musulmán), y Armenia, primer país en declarar el cristianismo como religión oficial. Los líderes denunciaron el “ánimo” anticristiano de los turcos contra los cristianos en la zona de Nagorno-Karabaj.
El informe incluye diversas preguntas al final de cada sección para generar un “diálogo transparente” sobre la libertad religiosa y la situación de los cristianos en Turquía. También solicita al gobierno de Turquía y a la comunidad internacional que defiendan los derechos de los cristianos en el país.