Diez años después del desastre nuclear de Fukushima, la Iglesia de Japón reclama abolir las plantas nucleares

Se estima que 19 mil personas murieron en esta catástrofe ocurrida el 11 de marzo de 2011. En su visita a Japón en 2019, el Papa se reunió con personas afectadas

Diez años después del desastre nuclear de Fukushima, la Iglesia de Japón reclama abolir las plantas nucleares

Redacción Religión

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Los obispos de Japón conmemoraron el aniversario del desastre nuclear de Fukushima con una oración por los fallecidos y prometieron que continuarán los esfuerzos de reconstrucción de la Iglesia en la región. El 11 de marzo de 2011, un terremoto de magnitud 9 provocó un colapso en la central nuclear de Fukushima que mató a casi 20 mil personas y se considera el peor desastre nuclear desde Chernobyl.

En un comunicado, los obispos del país señalaron que “la Iglesia Católica en Japón no se limita al apoyo material, sino que seguirá caminando con solidaridad con el pueblo de Tohoku”. “Una solidaridad que se extiende por todo el mundo para elevar nuestro horizonte y nuestra esperanza”, resaltaron.

Luego del desastre nuclear, la Iglesia Católica en Japón estableció un centro de asistencia para la reconstrucción en la Diócesis de Sendai, que cubre el área afectada, y prometió que las 16 diócesis del país trabajarían juntas para brindar asistencia para la reconstrucción durante los próximos 10 años.

En su declaración, los obispos japoneses agradecieron a los voluntarios y al apoyo internacional que contribuyeron en lograr esta meta. “Ante un daño más grande de lo que podríamos haber imaginado, muchas personas, no solo en Japón sino de todo el mundo, corrieron a apoyarnos. Las actividades de los voluntarios que han trabajado en estrecha colaboración con los esfuerzos de reconstrucción en varias partes de Tohoku han creado lazos de solidaridad que se han extendido por todo el mundo”, señalaron.

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Los obispos japoneses reclaman abolir las plantas de energía nuclear

La conferencia de obispos japoneses renovó su llamado, realizado por primera vez en 2011, a abolir todas las plantas de energía nuclear en un esfuerzo por “proteger la vida”.

“Cuando nos golpeó ese desastre sin precedentes, sentimos los límites de la sabiduría y el conocimiento humanos. Ante el poder de la naturaleza, comprendimos lo débiles que somos. En ese momento, grabamos en nuestros corazones la importancia de ayudarnos unos a otros, la importancia de la solidaridad para proteger la vida y la importancia de un corazón solidario. Ahora, 10 años después del devastador terremoto y tsunami, el mundo seguramente necesita pensar en esos temas importantes”, aseguraron.

El viernes 11 de 2011 a las 2:46 p.m., el país asiático fue sacudido durante seis minutos por un terremoto de magnitud 9, el más fuerte que ha golpeado al Japón en toda su historia. El sismo tuvo su epicentro en el mar, frente a la costa de Honshu, isla principal del archipiélago japonés.

Producto del fuerte movimiento, un tsunami con olas de hasta 15 metros devastó ciudades y pueblos, unos 115 mil edificios a lo largo de 400 kilómetros de costa quedaron destruidos, provocando que más de 150 mil personas fueran desplazadas y reubicadas en otras zonas del país.

La caída de la red eléctrica a consecuencia del movimiento telúrico provocó fallas por recalentamiento en la central nuclear de Fukushima, liberando material radioactivo al océano Pacífico en lo que se considera el desastre nuclear más grave a nivel mundial desde Chernobyl en 1986.

Los obispos católicos de Japón y Corea han criticado los planes del gobierno japonés de liberar millones de galones de agua radiactiva de la planta nuclear de Fukushima al mar. Además, argumentaron que el tratamiento secundario del agua aún se encuentra en la etapa de prueba y resaltaron que los expertos no están de acuerdo sobre los efectos en la salud que tendría este acto. “Tenemos la responsabilidad de entregar a las generaciones futuras un entorno global donde realmente podamos vivir con seguridad y tranquilidad”, señalaron los prelados en una carta el 9 de febrero.

El terremoto costó la vida a miles de personas

Se estima que 19 mil personas murieron y 150 mil fueron desplazadas por la “triple catástrofe”, nombre que se asigna al terremoto, tsunami y colapso en la central nuclear de Fukushima, muchas de estas no han regresado a sus hogares, sobretodo en la ciudad de Sendai (Miyagi), que es la más afectada.

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Durante la visita del Papa Francisco a Japón en noviembre de 2019, se reunió con personas afectadas por el desastre de la planta de Fukushima. Durante su mensaje, el Santo Padre señaló que “nadie se ‘reconstruye’ solo, nadie puede volver a empezar solo. Es imprescindible encontrar una mano amiga, una mano hermana, capaz de ayudar a levantar no sólo la ciudad, sino la mirada y la esperanza”.

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