La historia del Padre Varanda, sacerdote ciego de Portugal: así es su día a día junto a Ibiza, su perro guía

Tras ser ordenado sacerdote el 14 de julio de 2019, celebró su primera Misa en la Capilla de las Apariciones del Santuario de la Virgen de Fátima

La historia del Padre Varanda, sacerdote ciego de Portugal: así es su día a día junto a Ibiza, su perro guía

Redacción Religión

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El Padre Tiago Varanda es invidente desde los 16 años, pero esa limitación no ha sido obstáculo para que fuera ordenado sacerdote hace dos años, el 14 de julio de 2019 en el Santuario de Sameiro de Braga (Portugal). De hecho, se ha convertido en el primer presbítero del país vecino ciego. Una discapacidad que, a cambio, le ha permitido desarrollar la escucha y atención a los fieles.

El glaucoma congénito hizo que perdiera la visión primero en un ojo a los siete años, y a los 16 fue total. El religioso logró salir adelante anímicamente gracias a su fe en Dios, además de la ayuda de familiares y amigos. Fue en aquellos años tremendos, en plena adolescencia, cuando el Padre Varanda comenzó a ver que Dios estaba muy presente en su vida y le quería como sacerdote, no como padre de familia.

Cuando estudiaba en la Universidad de Viseu conoció el Opus Dei a través de un amigo y comenzó a participar en sus actividades de formación: “Busqué acompañamiento espiritual con un sacerdote del Opus Dei. La espiritualidad de la Obra me ayudó a corresponder a la llamada que Dios me había hecho”, relata el Padre Tiago Varanda.

En aquel momento fue cuando decidió entrar en el seminario. Tras ser ordenado sacerdote el 14 de julio de 2019, celebró su primera Misa en la Capilla de las Apariciones del Santuario de la Virgen de Fátima, donde además consagró su ministerio.

“Fátima siempre fue un lugar muy especial para mí desde niño. Y en este momento importante de mi vida quise venir a consagrar también mi ministerio sacerdotal en manos de nuestra Madre, porque sé que, con Ella, me puedo unir más fácilmente a Jesús”, precisaba el sacerdote.

El presbítero dijo que “no ver me permite, exteriormente, no distraerme tanto. Interiormente puedo hacer lo mismo, tantas veces difícil, y recogerme y hacer silencio interior. También siento que voy avanzando en la sensibilidad de otros sentidos, principalmente la audición, que es el sentido de la escucha, y que puede ser un don para poder ser un sacerdote que escucha mejor a las personas en sus dramas, en su alegría y en su fe”, agregó el presbítero entonces.

Actualmente el sacerdote colabora en la parroquia de Santa María la Mayor y Sede Primada de Braga. Es capellán de una residencia de ancianos donde celebra Misa a diario.

Para movilizarse y realizar sus trabajos cotidianos lo acompaña su compañero Ibiza, un perro labrador adiestrado para este tipo de labores: “Sé que seguirá habiendo retos y dificultades, pero con la gracia de Dios los superaré, sabiendo que Dios está presente en su vida”, afirma, y asegura que “el hecho de no poder ver me ayuda mucho a escuchar y atender a la gente. Me hace mucho más sensible a estas dimensiones”.

El P. Varanda cuenta que suele leer en braille un pasaje de Camino, el libro más popular de San Josemaría Escrivá, donde anima a iluminar “con la luminaria de tu fe y de tu amor. Borra, con tu vida de apóstol, la señal viscosa y sucia que dejaron los sembradores impuros del odio. Y enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón”.

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