La Iglesia de San José en Beirut vuelve a abrir sus puertas casi un año después de la terrible explosión

Gracias al apoyo financiero de la fundación pontificia "Ayuda a la Iglesia Necesitada", en menos de doce meses el edificio ha sido restaurado casi en su totalidad

La Iglesia de San José en Beirut vuelve a abrir sus puertas, menos de un año después de la terrible explosión

Vatican News

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Menos de un año después de la explosión en Beirut, la iglesia de San José reabrirá tras ser reparada gracias al apoyo financiero de la fundación pontificia "Ayuda a la Iglesia Necesitada".

La iglesia resultó gravemente dañada en la terrible doble explosión del 4 de agosto de 2020 en el puerto de Beirut que la dejó inutilizada. El próximo mes de julio se espera que la histórica iglesia jesuita de San José, situada en el corazón de la capital libanesa, vuelva a abrir sus puertas. Gracias al apoyo financiero de la fundación pontificia "Ayuda a la Iglesia Necesitada", en menos de doce meses el edificio ha sido restaurado casi en su totalidad.

El ingeniero Farid Hakimé supervisa los trabajos de restauración: "La mayor parte de las ventanas y puertas de madera quedaron destruidas, y el techo a dos aguas también quedó muy dañado", explica.

"Se podían ver muchas grietas en el techo y en muchos otros lugares". Otros daños comprenden la estructura original de madera arrancada por la explosión, el techo suspendido y el sistema de iluminación, así como el soporte de madera que sostiene el techo, que perdió la mayor parte de sus tejas.

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La explosión causó 200 muertos, miles de heridos y 300.000 desplazados

Construida en 1875 en el barrio residencial de Achrafieh, junto con la Universidad jesuita de San José, la iglesia de San José sirve a varias comunidades y acoge misas en francés, inglés y árabe en el rito maronita. Su reparación, cuyo coste total asciende a 400.000 dólares, habría sido imposible sin la ayuda financiera de ACN, que desde la trágica explosión del 4 de agosto ha destinado un total de 6 millones de dólares a la ayuda de emergencia a la población, pero también a la reparación de las iglesias dañadas en el barrio cristiano de la ciudad.

La explosión, provocada por la detonación de 2.750 toneladas de nitrato de amonio almacenadas en un depósito del puerto, causó 200 muertos, miles de heridos y 300.000 desplazados, poniendo de rodillas a un país ya agotado por la crisis socioeconómica, la presencia de miles de refugiados sirios que huyeron de la Siria devastada por la guerra, la pandemia de la covid-19 y el estancamiento institucional y político del que aún no ha salido.