Los obispos venezolanos condenan la muerte del capitán Acosta y la violencia en Venezuela

La Conferencia Episcopal Venezolana y la Comisión de Justicia y Paz condenan la muerte del Capitán Rafael Acosta y la violencia Rufo Chacón.

Los obispos venezolanos condenan la muerte del capitán Acosta y la violencia en Venezuela

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La Conferencia Episcopal Venezolana y la Comisión de Justicia y Paz han condenado la muerte del Capitán Rafael Acosta y la violencia sobre el joven Rufo Chacón.

En un comunicado emitido el pasado 4 de julio, la Conferencia Episcopal Venezolana y la Comisión de Justicia y Paz han condenado la muerte del Capitán Rafael Acosta Arévalo y la violencia ejercida sobre el joven Rufo Chacón Parada. Y responsabilizan al Estado venezolano de estos hechos.

No consentiremos la manipulación, el disimulo y la atenuación de estos graves hechos”, explican consternados los obispos.

El capitán Acosta fue asesinado el pasado sábado bajo custodia de las autoridades en Caracas, tras haber sido detenido por estar presuntamente implicado en una conspiración contra el gobierno de Nicolás Maduro. Por su parte, el joven de 16 años, Rufo Chacón, perdió los ojos tras una brutal paliza sufrida mientras acompañaba a su madre en una protesta por la falta de gas.

Han querido denunciar las frecuentes desapariciones, torturas o los maltratos que ejercen los “órganos militares y policiales” y definen esta conducta como “un atentado a la dignidad de la persona”.

Describen como responsables de estas “inmorales conductas” no solo a los funcionarios que las ordenan sino también a las personas que las “aplican, toleran o que pudiendo impedirlo, no lo hacen”.

Y añaden que es su responsabilidad como Iglesia dar voz a los afectados. “Estas dos víctimas representan los gritos de muchos otros ciudadanos que han sido sometidos a iguales patrones y sus casos han sido invisibilizados”.

Secuelas imborrables

En el caso del joven Rufo Chacón, destacan las consecuencias que dejará en él uso de la violencia y le dejará “secuelas imborrables”.

“Ahora es ciego, desfigurado y sin ganas de vivir, y debido a la mala gerencia pública a la que somos sometidos, el silencio no es una opción ante tanto atropello”, critican los obispos venezolanos.

Y sobre el asesinato de Acosta se cuestionan quiénes han enseñado a los jóvenes ha causar tanto daño a sus “hermanos”.

“¿Cuáles son las responsabilidades de los superiores en la cadena de mando de esas instituciones? Sin duda alguna estos jóvenes perpetradores son también víctimas de un sistema que ha permitido esta degradación moral y espiritual en nuestro país”, relatan en el comunicado.

Llamamiento

Además, han querido hacer un llamamiento para que la ONU ordene al Estado venezolano el “cese del patrón de violaciones a los derechos humanos en el país”.

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