Maradiaga lamenta que continúe la guerra "tan injusta" en Ucrania: "Ha sido un año de destrucción y muerte"
El cardenal hondureño ha condenado el comercio "escandaloso de armas que sirve solamente para quitar la vida" y "favorece las guerras que ensangrientan la tierra"
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El cardenal de Honduras, Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, lamentó este domingo que continúe la guerra "tan injusta" en Ucrania y cuestionó el comercio "escandaloso de armas" que favorece esos conflictos. "Sigue la guerra tan injusta en Ucrania y ya se aproxima un año de destrucción y muerte, para qué, para seguir sembrando odio y heridas irreconocibles", dijo Rodríguez en una homilía celebrada en la Basílica Menor de Suyapa.
Las fuerzas rusas lanzaron el sábado tres ataques aéreos y 57 con misiles y abrieron fuego también con sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes en 69 ocasiones, según el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas ucranianas. Al menos 25 personas murieron como consecuencia del impacto ayer de un misil ruso Kh-22 en un edificio residencial en la ciudad de Dnipró, dijo el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. El impacto del misil destruyó un total de 72 apartamentos correspondientes a dos bloques de escaleras y dejó daños en más de 230 viviendas.
El pecado del mundo es "todo lo que amenaza la vida dentro y fuera de nosotros", señaló el religioso, quien lamentó que existan millones de personas "forzadas a la miseria y el hambre a causa de una injusta distribución de la riqueza". El cardenal hondureño criticó el comercio "escandaloso de armas que sirve solamente para quitar la vida" y "favorece las guerras que ensangrientan la tierra".
Agregó que también es pecado del mundo "la droga y todo el negocio alrededor de ello; Ojalá que todos lo que se lucran con esto puedan comprender que se trata de un dinero maldito y elaborado con la sangre de tantísimas personas". Los hondureños "ya no quieren vivir en su país porque aquí se matan constantemente", lamentó Rodríguez, quien se refirió también "al desequilibrio ecológico que está causando tantas tragedias".
"Cuantas hostilidades hacen difíciles las relaciones humanas, el egoísmo y la violencia que confrontan a las familias, todos los abusos de poder, sexuales, esas ambiciones descontroladas del egoísta que quiere siempre más y más, aunque sea dinero robado, todo hace que no nos miremos como hermanos, sino como competidores", subrayó.
El pecado del mundo, añadió, es "en definitiva la ausencia del amor, la indiferencia ante el prójimo y la marginación", acotó el cardenal hondureño.