Nueva Zelanda: La Iglesia hace público su informe sobre abusos
«Agradezco que se haya hecho tanto trabajo investigando los destalles y haciéndolos públicos», ha dicho el cardenal Dew, presidente de la Conferencia Episcopal
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«Estas estadísticas sobre abusos en la Iglesia católica que se remontan a 1950 son horribles y algo de lo que estamos profundamente avergonzados. Estoy agradecido de que se haya hecho público tanto trabajo investigando los detalles y haciéndolos públicos. (…) Espero firmemente que hechos como estos nos ayuden a enfrentar la triste realidad. La Iglesia aprenderá de esto y afirmará su compromiso con el trabajo de protección». Así se ha expresado el cardenal John Dew, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Nueva Zelanda, tras la difusión del informe sobre abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia de su país entre 1950 y 2021, que acaba de ver la luz.
Por su parte, la Hermana Margaret Anne Mills, presidenta de la Conferencia de Líderes Congregacionales (que congrega a los religiosos y otras entidades similares), ha valorado el trabajo realizado en estos términos: «Cada dato representa la vida de muchas personas. (…) Nunca podemos olvidar eso. Involucrarse en ser parte de la curación de ese daño, tanto como sea posible, es y debe seguir siendo nuestro enfoque (…)».
Informe desgarrador: 1.650 denuncias de presuntos abusos a 592 personas
El estudio, dado a conocer ayer martes 1 de febrero, ha sido realizado por Te Ropu Toutoko, el grupo que coordina el compromiso católico en esta materia con los trabajos de la Comisión Real puesta en marcha por la primera ministra Jacinda Ardem en 2018. Te Ropu Toutoko ha sistematizado la información proporcionada por las entidades católicas en los dos últimos años y subraya que su trabajo ha sido elaborado siguiendo la definición de abuso de la citada Comisión Real, que incluye además del abuso sexual, el físico, emocional y psicológico y la negligencia, un aspecto este muy a tener en cuenta a la hora de valorar correctamente los datos consignados.
Las conclusiones del trabajo, en cualquier caso, son desgarradoras. Así, los investigadores constatan que:
—Desde 1950 a 2021 se formularon 1.650 denuncias contra personas vinculadas a la Iglesia católica, ya fueran sacerdotes, religiosos o laicos. Esa cifra corresponde al número de informes sobre presuntos abusos que obran en poder de las entidades eclesiásticas, lo cual no quiere decir que no se hayan producido más casos ni tampoco que todas las denuncias hayan sido verificadas. En ellas hay niños involucrados en 1.350, mientras que 167 afectan a adultos. Las relacionadas con daño sexual a un menor son 835, menos de la mitad del total. 138 denuncias corresponden a 103 laicos.
—En lo que respecta al clero diocesano, en las diócesis del país hay informes sobre 182 de los 1.274 sacerdotes diocesanos que ha tenido Nueva Zelanda desde 1950. Esta cifra representa el 14% del clero diocesano. En total hay 378 informes.
—De los 2.286 miembros de congregaciones religiosas masculinas (hermanos y sacerdotes) que trabajaron en el país desde 1950 hay informes sobre presuntos abusos de 187 personas (8%). En total hay 599 informes.
—De las 4.247 hermanas o monjas, hay informes de 120 (3%).
Unos pocos, implicados en muchos casos
La investigación constata que casi la mitad de los presuntos abusos (687 denuncias) se habrían producido en centros educativos; 425 en centros de acogida; 228 en parroquias; y 122 en otros lugares, ignorándose en otros 219 casos la localización exacta. Un buen porcentaje de los casos denunciados habrían sido cometidos por unas pocas personas. Así, por ejemplo, un solo individuo sería responsable del 4,4% de todos los casos, pues acapara hasta 74 denuncias; otros seis tienen en su contra 15 o más denuncias; diez, de 10 a 14; y cuarenta, de 5 a 9. Un total de 393 personas han sido acusadas en una única ocasión, mientras que 143 acumulan dos acusaciones.
El informe de Te Ropu Toutoko revela también que las entidades eclesiásticas católicas han pagado directamemente a 470 víctimas un total de 16,8 millones de dólares neozelandeses (9,8 millones de euros).
Los obispos ya pidieron públicamente perdón
El trabajo eclesial ya ha sido remitido a la Comisión Real que investiga los abusos a niños, jóvenes y adultos vulnerables cometidos durante la segunda mitad del siglo XX. Presidida por la juez Coral Shaw, este organismo debería entregar su informe final en junio de 2023. En diciembre de 2020, no obstante, ya anticipó que en los centros dependientes del Estado y de la Iglesia, podrían haber sufrido abusos hasta 250.000 personas, la mayoría probablemente indígenas maoríes.
En marzo de 2021, el cardenal Dew compareció ante la Comisión Real y pidió perdón a las víctimas. «Lo lamentamos profundamente. Reconocemos que los sistemas y la cultura de la Iglesia permitieron que se produjeran los abusos. Esos sistemas y esa cultura os han fallado y deben cambiar. Nos disculpamos por las veces que nosotros o nuestros predecesores protegimos a la Iglesia y no a ustedes», dijo el presidente del episcopado en nombre de sus hermanos obispos. Y añadió: «Como líderes de la Iglesia católica en Aotearoa/Nueva Zelanda, nos comprometemos a garantizar una Iglesia segura. Nos comprometemos a daros prioridad a vosotros, víctimas y supervivientes de abusos y a vuestros whanau [comunidades], en lugar de centrarnos en los sistemas y la cultura de la Iglesia».